27 de mayo de 2014

Sobre Estados Alterados...




Hablar sobre el tema de los estados alterados de consciencia y su importancia en la magia y el trabajo psíquico es un tema un poco elusivo – todos parecen hablar de la importancia de alcanzar un estado de conciencia alterado pero precisar qué los hace tan codiciados parece ser un poco más difícil. Puesto que existen literalmente infinidad de fuentes que hablan acerca de ellos (además de que ya hablé antes acerca de aspectos específicos dentro de los estados alterados, incluyendo trabajo de trance y meditación),   supongo que sólo mencionaré algunas ideas al respecto.

Se sabe que nos movemos en un estado habitual de consciencia conocido como beta, que también es conocido en algunos círculos – particularmente de carácter chamánico – como estado ordinario de conciencia.  Sin embargo, con este estado, que es el que nos permite relacionarnos con el mundo cotidiano y vivir con los pies en la tierra, coexisten otros llamados estados no ordinarios de conciencia, y que incluyen los estado alfa, theta y delta (aunque estos no son los únicos estados alterados, son los más conocidos).  Nuestras ondas cerebrales oscilan a lo largo del día de manera fluida y natural entre los estados ordinarios y no ordinarios de conciencia (bien sea durante el ciclo del sueño o cuando caminamos por la calle y de repente nos abstraemos pensando en sólo el Cielo sabe qué…) por lo que forman parte de la estructura mental.

En lo referente a la frecuencia cerebral correspondiente a cada estado, se presentan a continuación algunas guías. Mientras más baja la frecuencia, mayor es el grado de relajación físico y mental alcanzado:

·        *  Beta (de 14 a 30 hertz aprox-)
·        *  Alfa (8 a 13 hertz)
·        *  Theta ( 5 a 8 hertz)
·        *  Delta (menos de 5 hertz)

A modo de curiosidad, existen también las ondas gamma, por encima del nivel beta y que son consideradas también como estados alterados, por lo que algunas experiencias psíquicas profundas tienen lugar aquí, incluyendo experiencias místicas que pueden ser difíciles de controlar.

Pues bien, la importancia de los estados no ordinarios de conciencia es precisamente que los fenómenos y experiencias místicas y mágicas, así como las habilidades psíquicas se manifiestan en ellos. De hecho, tales experiencias y fenómenos necesitan que la mente se encuentre en estado alterado para poderse manifestar cómodamente, posiblemente por la estrecha conexión entre la mente subconsciente y la energía psíquica (que incluye las emociones, la programación que tenemos sobre el mundo, aquello que deseamos y anhelamos en un nivel no sólo intelectual sino incluso hasta visceral): mientras más activa se encuentra la mente, suele ser más difícil prestar atención a lo que nuestro subconsciente intenta decirnos. Todos hemos tenido oportunidad de experimentarlo de primera mano, en alguna situación en que pensábamos constantemente sobre un problema tratando de encontrar una solución, sólo para encontrarla una vez que decidíamos tomar un respiro y tranquilizarnos.  De todos modos, en ocasiones nos encontramos en un estado beta y podemos tener intuiciones o como algún amigo mío le gusta llamar, “chispazos proféticos”.

La gran mayoría de habilidades psíquicas y trabajos mágicos suelen ocurrir entre los niveles alfa y theta – desde intuiciones hasta proyecciones astrales, pasando por psicocinesis y divinación, desde la proyección de la consciencia al Otro Mundo hasta las meditaciones guiadas y el trabajo Oracular (estos tres últimos incluidos dentro de la categoría específica de trabajo de Trance) -, mientras que el estado delta suele estar más asociado con el sueño profundo y el coma, por lo que como que a primera impresión no parece ofrecer muchas ventajas prácticas. Debe señalarse que en el nivel Theta las experiencias e impresiones psíquicas pueden ser más intensas y emocionales, si bien estas dos características NO son indicadores exclusivos de eficacia.  Además, no todas las experiencias requerirán el mismo nivel de alteración de la consciencia. Para ciertos trabajos, basta un estado alfa ligero, mientras que para otros un estado theta es lo más idóneo.

¿Cómo alcanzar un estado no ordinario de conciencia? Hay infinidad de métodos para lograr esto, y podría escribirse literalmente libros enteros  y cientos de artículos al respecto (y tal vez me anime algún día a ello). Una referencia dentro de la Brujería contemporánea incluye los “ocho caminos para generar poder” propuestos por Gardner. Algunos métodos como la respiración, la meditación y el aislamiento se consideran “inhibitorios” pues calman el cuerpo y la mente y guían a la persona a un estado alterado de manera gentil, mientras que otros métodos como el sexo, el baile y el dolor se consideran “de exposición” ya que conducen al estado alterado a través de la generación de energía y  la estimulación del cuerpo. Las formas inhibitorias suelen ser más fáciles de dominar, sobre todo al inicio por lo que suelen ser las más enseñadas, pero la preferencia por un método u otro está vinculada a la personalidad de cada uno. La idea es que a medida que se adquiere dominio de las formas más sencillas (aunque igual demandan práctica y entrenamiento) el practicante puede empezar a explorar e incluir en su trabajo formas más avanzadas.  

 El truco más fácil que aprendí fue cerrar los ojos y enfocarme en la respiración por un minuto (pareciera que en ese tiempo el cerebro empieza a generar automáticamente ondas alfa).  El cuerpo suele dar señales de que nos encontramos en un estado alterado, incluyendo sensaciones de calor o frescura repentina, serenidad, sensación de ligereza o de pesadez (personalmente, siento como si me hundiera), sensación de flotar, el deseo de permanecer en ese estado/postura.

En la práctica, muchos encuentran útil entrenar su habilidad para acceder a estados alterados al despertar o antes de dormir, pues la mente ya se encuentra más receptiva al estado alfa (o bien estamos saliendo de él o entramos en el mismo).  Igualmente, es útil recordar que la mente tiende a funcionar en modo diferente en estados alterados (sé que suena obvio, pero igual): la memoria es de las primeras funciones afectadas, por lo que experimentamos en estado alterado tenderá a olvidarse con facilidad al volver a nuestro estado ordinario de consciencia (siempre recuerdo en este punto todas esas advertencias y consejos sobre anotar los sueños proféticos y llevar un registro de lecturas psíquicas). 

La visualización también suele verse afectada de manera positiva. Al estar en estado alterado, podemos decir a nuestro subconsciente que deseamos “ver”  determinada cosa, y curiosamente la imagen surgirá en modo más vívido, sin tener que forzarlo tanto (he encontrado que esto tiene la ventaja adicional de mostrar la percepción que mi subconsciente tiene sobre un tema u objetivo en el que trabajo, en contraste con la imagen que tengo del mismo a nivel consciente, y comparar ambas puede ofrecer información valiosa acerca de nosotros mismos). Esto nos conduce al siguiente punto: el trabajo en estados alterados se basa en enfoque y en relajación, por lo que ponernos tensos por no alcanzarlo o querer forzar el estado sólo complicaría más el proceso. Es más una cuestión de fluir.

Eso sí, asegúrate de que cualquiera sea el método que uses, no termines volviéndote un dependiente del tema o termines lastimándote (si sólo entras en estado de alteración de consciencia por autoflagelación o siempre que bebes una poción terminas en la unidad de Emergencias del hospital más cercano…. Podría haber problemas). 

Alcanzar y mantener un estado de consciencia alterado es una pieza clave en el desarrollo de las habilidades mágicas y psíquicas. No sólo permite acceder a ellas, sino también controlarlas en lugar de que ellas terminen controlándonos. Ahora que lo pienso, éste puede ser uno de los tantos  motivos por los que la meditación suele ser considerada como una de las “posiciones de ballet básicas” en la práctica mágica.

Practicante de artes mágicas 

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