9 de agosto de 2013

Trabajo de Trance: algunas ideas sobre el tema...

El ingreso a estados alterados de consciencia, en los que la percepción del mundo que nos rodea, así como el funcionamiento de diferentes funciones mentales se ve alterado/amplificado/modificado sería una buena forma, bastante genérica, de definir el término “trance”.  Las diferentes técnicas para acceder y trabajar en dichos estados es lo que se suele conocer como “trabajo de trance”, y admito que es una de mis pasiones en la práctica mágica.

Más allá de la modificación de las frecuencias cerebrales, para mí simplemente implica una conexión más íntima con el mundo espiritual y energético. Si bien diferentes filosofías mágicas reconocen que la divinidad y la energía se encuentran con nosotros siempre, en todo momento y lugar, también es cierto que nuestra consciencia cotidiana no suele ser siempre el estado más favorable para experimentar tales realidades de manera óptima. Voy más allá de un tema de respecto a la Naturaleza y un reconocimiento de su divinidad (que de por sí me parece genial y en sí mismo es una habilidad valiosísima) y me dirijo al hecho de conectar con el entramado energético que sostiene nuestro mundo y todos los mundos.

Los estados alterados de consciencia presentan varios niveles de profundidad e incluso de “alcance”: alfa, theta y delta van más allá del estado cotidiano beta en el que nos encontramos en el día a día. Así como el estado beta nos ayuda a desenvolvernos en este Mundo Medio, los demás estados nos ayudan a conectar con los otros mundos y otras frecuencias.

Creo que todos los sistemas mágicos, en un modo u otro, en mayor o en menor grado, hacen referencia o mencionan o incluyen alguna forma de alteración de los estados de la consciencia. Al menos, basándome en lo que he revisado, pero capaz resulta que por ahí existe algún  sistema que no lo incluye y no lo contempla. 
¿Qué puede lograrse en el trabajo de trance? Pues bastantes cosas.  Meditaciones guiadas, viajes chamánicos, sanaciones energéticas, trabajos mágicos, desarrollo y práctica de habilidades psíquicas (incluyendo clarividencia y proyección astral) canalizaciones, trabajo oracular y adquisición de sabiduría son sólo algunas cosas que me vienen en mente en estos momentos. El contacto con los dioses y espíritus adquieren un nuevo matiz porque surge la posibilidad de ir a su terreno – o a un terreno medio – e interactuar con ellos. 

La preparación del proceso, y el entrenamiento, que requiere algo de tiempo, puede parecer algo larga: proteger el espacio, conectar a tierra, relajarse, centrarse… pero vale la pena. No sólo por la protección y preparación en sí, que ya de por sí es valiosa, sino también porque, vamos, estamos practicando nuestras habilidades mágicas. Cada una de estas habilidades y prácticas nos conectan un poco más a nuestro poder como practicantes mágicos. Además, siendo sinceros, no sé qué tan útil nos resulte volar al mundo espiritual con simplemente desearlo si no sabemos cómo regresar al mundo cotidiano y aprovechar lo aprendido y adquirido. 

Entre los practicantes de trance, parecieran haber dos extremos, y la mayoría nos encontramos en algún punto entre ambos: los que sólo con desearlo hacen un vuelo mágico envidiable, y los que parecen estar pegados a esta realidad cotidiana con pies de plomo. Ambos casos encuentran ventajas y retos diferentes. En el primer escenario, el acceso al mundo espiritual es muy fácil, pero suele enfrentarse la necesidad de aprender a mantenerse conectado a la tierra y aplicar lo encontrado/ recibido en la experiencia. En el segundo caso, la dificultad principal parece ser dejarse ir y proyectarse, pero muchas veces se descubre que estas personas han ido internalizando subconscientemente la información sobre técnicas y trabajo de trance y llegado el momento, tienen éxito en el mismo.  Lo que confirma que se trata de una habilidad, y como tal, puede desarrollarse y perfeccionarse.

Considero que el trabajo de trance ha sido un aspecto no siempre tenido muy en cuenta en el campo mágico – los hechizos y los rituales suelen ser lo que capturan la atención, por algún motivo- (no tengo quejas que hacer al respecto, si sucede eso es por algo), pero creo que se convierte en un aspecto de la práctica mágica y espiritual (con cierto matiz brujeril, aunque por supuesto sin excluir otras corrientes) que merece ser explorado y reclamado.  


Como brujos, magos, chamanes, nos movemos entre ambos y necesitamos ser capaces de interactuar adecuadamente con ambos.  Aunque el trabajo de trance ofrece tanto ventajas en nuestro trabajo espiritual como en la vida cotidiana, creo que uno de sus principales beneficios, si se practica con interés, dedicación y respeto (lo que no necesariamente es sinónimo de seriedad mortal), es que nos devuelve – o tal vez sea más adecuado decir que nos recuerda, confirma y reafirma – nuestra cualidad como habitantes no sólo de un plano físico sino también espiritual.  

Practicante de Artes Mágicas 

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