La energía se encuentra presente
en todo. Más aún, sostiene todo. Desde el movimiento de las estrellas hasta el
latido de nuestros corazones, todos estos eventos en última instancia están
conectados con la energía. Más allá del aspecto puramente físico (desde la
combustión estelar hasta el metabolismo en los seres vivos), existe esa otra
faceta, en la cual la energía hace las veces de estructura del universo –
aquello que permite que nuestro mundo continúe existiendo.
Se considera que el mundo
cotidiano es sólo una faceta de la creación, animada por la red que conecta
todo y a todos, y que el mundo espiritual es la fuente de todo lo que existe en
el mundo físico. Por este motivo, se va a la fuente en búsqueda de lo que se
desea conocer y conseguir. Por la misma razón es que tanto chamanes como brujos han
ganado el apodo de “caminantes entre los mundos” – al viajar constantemente
entre los mundos físico y espiritual, y al trabajar con ambas caras de la
creación para lograr sus propósitos. En efecto, una manera de explicar el
funcionamiento de un hechizo y ritual es que las formas de pensamiento que
creamos a través de las visualizaciones, acciones e incluso afirmaciones toman
forma en el plano espiritual y adquieren fuerza – nutriéndolas con energía – a
fin de permitirles manifestarse en el mundo físico. De esto último se entiende
un elemento claramente práctico: para trabajar con magia, una de las cosas
esenciales es saber cómo movilizar la energía, canalizándola, enfocándola y
dirigiéndola hacia su destino.
Puesto que la energía se encarga
de sostener la estructura del mundo y fluye también a través de nuestro ser,
manteniéndonos integrados a esta red , negar o cortar o interrumpir este flujo
es una invitación a problemas, que van desde cuestiones de salud hasta
conflictos en diferentes áreas de nuestras vidas. Cierto es que estamos
habituados a querer hacer todo “por nuestra propia cuenta” pero sabemos que, en
ese ritmo, sólo llegamos hasta cierto punto antes de sentir que se nos van las
fuerzas – figurativa y literalmente hablando. En tal sentido, la magia no es
una excepción. El detalle es que,
mientras que en el mundo diario esto se suele interpretar como una forma de
explicar la necesidad y los beneficios de trabajar con otras personas o de
pedir apoyo a quienes nos rodean, en magia se incluye también la relación que
tenemos con la energía universal y los habitantes de los mundos espirituales.
En un modo u otro, diferentes
escuelas hacen referencia expresa o tácita al uso de nuestra conexión con la
red de energía universal para fortalecer, nutrir y dar poder a nuestras
prácticas y creaciones mágicas. En
algunos casos esto consiste básicamente en tomar consciencia de nuestro lugar
en el mundo, pudiendo incluir una oración inicial. En otros, se recurren a
técnicas más elaboradas que incluyen la visualización.
Uno de los ejercicios más
conocidos en el contexto de tomar conciencia de la conexión con otras fuerzas,
particularmente en el entorno pagano y en diferentes círculos brujeriles, suele
ser la conexión a tierra – la cual en muchos casos es conocida también como
“Asentarse y Equilibrarse”. Es
considerada una de las prácticas fundamentales, así como una de las más
poderosas, que puedan realizarse. Tanto que suele ser el punto de partida en
muchos ritos. Existen infinidad – y no exagero – de variantes sobre esta
técnica por lo que aunque quisiera, no podría enumerar todas en este blog. De todos modos, mencionaré un par de ellas
con las que estoy más familiarizado, así como algunas anotaciones al respecto,
en este y algunos artículos más.
Nota: antes de proseguir, me
gustaría aclarar algo. Como consecuencia de formar parte de la red de energía
junto al resto de la existencia, técnicamente podemos conectar con cualquier cosa. Con la Tierra, con los Cielos, con el Mundo
Superior, el Mundo Subterráneo, los elementos, los dioses, los espíritus de la
Naturaleza, los Ancestros, y hasta la gente… algo más: una conexión va en dos
sentidos.
En cuestión de conexiones, la
Tierra suele ser una de las opciones preferidas, a causa de ser una fuente de
energía significativamente mayor que nuestros cuerpos. En muchos casos se elige
también por considerarse no sólo una representación, sino también una
manifestación de la Diosa, de la Divinidad. Asentarse y Equilibrarse permite al
practicante conectarse con el poder sagrado presente en la Tierra. Ahora bien,
sea que veas el matiz religioso o no, algo es seguro: la Tierra posee una
consciencia, como todas las cosas, y es con dicha consciencia con la cual
conectaremos.
Por otro lado, los beneficios de
la técnica incluyen tanto la posibilidad de descargar en la tierra todo aquello
que no nos sirve y nos perjudica (que la Tierra misma transformará) y de
recargarnos para estar en un lugar de paz. Además que es una forma increíble de
aprender a conectar y movilizar la energía que requieren nuestros trabajos
mágicos.
La mayoría de versiones de
Asentarse y Equilibrarse que he visto parecen seguir usar la metáfora del árbol
para realizarla. Definitivamente es eficaz y disfruto mucho usándola. Como ya
señalé, existen diversas variantes, por lo que anoto aquí aquella que uso.
…
Empieza respirando…inhalando y
exhalando… puedes cerrar tus ojos y relajarte poco a poco y permite que los
ritmos del aire que ingresa y sale de tu ser te conduzcan a un estado de calma.
Percibes que hay más que aire a tu alrededor, notando la energía, la luz
rodeándote y percibe poco a poco el lazo que te une con aquello que te
rodea…notas cómo te encuentras completamente presente en este momento y en este
tiempo. Percibe la marea de energía…el intercambio entre tu ser y todas las
plantas de la Tierra… entre tu organismo y toda la creación. Permite que las
tensiones se desvanezcan con tu aliento…
Dejas que tu atención se enfoque
en el centro de tu pecho, en tu corazón…y desde ahí, con la respiración y la
energía (que puedes verla en tu mente como cualquier forma que desees – luz, agua,
viento, electricidad, estrellitas
fugaces, rayos láser, o una onda de calor o frío, o una vibración, o misiles1)
y con tu deseo y tu intención, proyecta la energía que se haya en tu corazón
hacia abajo, descendiendo por tu cuerpo y saliendo por el punto con el cual
está en contacto con la tierra bajo tus pies (base de la columna si estás
sentado, o pies si estás parado). No sólo lo veas, SIÉNTELO. Siente cómo tu ser
busca y se extiende hacia la fuente de energía…saliendo de tu cuerpo e
ingresando en la Tierra a través de la piedra y la roca y el agua y la lava…hasta
alcanzar el corazón mismo de la Tierra. Que hagan contacto. Entrégate a ella.
Sabrás cuando se haya formado establecido contacto. Deja que aquello que no sirve se vaya a
través de las raíces. Percibe (puedes ayudarte con la visualización y
sincronizando con la respiración, inhalando cada vez que la fuerza de la Tierra
asciende) la energía ascender a través de las raíces hasta tu cuerpo, que ahora
es el tronco de un árbol. Nota la forma
en la que surgen ramas de tus hombros y coronilla, alimentados por la energía
de la Tierra. Siente el poder de la tierra nutriéndote, sanando heridas y
enfermedades. Permítele alimentar tu corazón y tu espíritu.
En este punto puedes elegir dos
caminos:
a. La
energía fluye a través de las ramas y luego cae a tu alrededor, como una
cascada, al suelo que te rodea, en un círculo.
b. La
energía fluye de las ramas y de la coronilla, pero esta vez asciende hasta los
Cielos, a la fuente de la Energía Universal. Observa cómo dicha corriente de
energía conecta con el corazón de los Cielos y el poder desciende hacia ti,
inundando tu cuerpo, fortaleciendo tu corazón y alimentando tu espíritu,
mezclándose y haciéndose una con la energía de la Tierra que hay dentro de ti.
Siente cómo sigue su curso hacia el suelo que está debajo de ti… hasta sus
profundidades… ahora conectas los Cielos y la Tierra…eres como el Árbol de la
Vida.
Observa cómo te sientes
equilibrado y en paz.
Notas: puedes usar esta
meditación con la espalda apoyada al tronco de un árbol. Recuerda pedirle
permiso antes de hacerlo. Generalmente notarás una actitud de bienvenida si
está de acuerdo. Si no lo está, lo más seguro es que te sientas incómodo o que
recibas alguna impresión confirmándolo. En este último caso, agradece y busca
otro árbol. Al finalizar puedes dejar una pequeña ofrenda (algo de pan o agua
son buenas opciones)
¿Desconectarse o no? He ahí la
cuestión…
Algunas fuentes señalan que una
vez terminada la meditación de Asentarse y Equilibrarse, se puede seguir
adelante con la actividad programada (que puede incluir actividades del
trabajo, sobre todo si hemos hecho este ejercicio en nuestra pausa para
almorzar o antes de empezar un día particularmente intenso o largo. Yo mismo lo
he hecho en más de una ocasión) sin
problemas.
Otras fuentes señalan en cambio que es siempre una buena idea –
especialmente en las primeras etapas – concluir la meditación cerrando la
conexión, esto con la idea de que la energía movilizada por el cuerpo puede ser
muy potente y puede crear algún “corto circuito” energético. En este caso, el
ejercicio ha permitido acumular energía en un punto específico (el corazón) que
sostendrá a la persona y le concederá la fuerza necesaria para otros
trabajos. Un tercer punto de vista sigue
esta lógica: asiéntate y equilíbrate, cárgate de energía, haz lo que tengas que
hacer y una vez que hayas terminado todo, agradece y termina la conexión.
Al inicio del artículo comentaba
que parte de nuestro bienestar consiste en reconocer que estamos conectados con
nuestro alrededor. Cuando hablamos de “cerrar una conexión” o “ponerle fin”, no
es que estemos aislándonos del resto. En un sentido general siempre vamos a
estar conectados a la Red (y de hecho tratar de mantener la ilusión de estar
separados de ella por mucho tiempo es lo que nos puede meter en líos). En realidad
aquí nos estamos refiriendo más a una forma de conexión psíquica específica,
creada con un propósito determinado. Cerrar este tipo de conexiones NO tiene
porqué afectar nuestra pertenencia o relación con la Fuerza Vital Universal.
La manera básica de hacer esto consiste en
invertir el proceso descrito más arriba: habiendo agradecido a la fuente (o
fuentes) de energía contactadas, imaginamos y sentimos cómo su flujo empieza a
disminuir poco a poco hasta detenerse.
Si sólo hemos trabajado con la energía de la Tierra, deja que el excedente
que puedas tener en ti caiga en cascada al suelo. Si has trabajado con Cielo y
Tierra, permite que el exceso de energía de Tierra ascienda por la conexión
hasta el Cielo, y que el exceso energético del Cielo que hay en ti descienda
por las raíces hasta el corazón de la Tierra. Una vez hecho esto, retrae las raíces y ramas
que has extendido, haciéndolas regresar hacia tu interior, hasta guardarse en
el centro de tu pecho, en tu corazón.
Puesto que hay varias opciones, puedes probarlo.
Sólo una aclaración: si después
de esto te sientes mareado o confundido, o inquieto en alguna manera, es
probable que tengas energía excedente en tu ser. Por favor NO LA RETENGAS.
Descárgala en algún modo. Puedes arrodillarte y tocar con las palmas de tus
manos la tierra y enviar cualquier exceso de energía que sientas hacia la
tierra (que puedes identificar como puntos de tensión o electricidad o
“cargados” específicos en el cuerpo). También puedes echarte boca abajo sobre
la tierra, y dejar que todo exceso de
energía se vaya. Otra buena opción es comer. Un poco de chocolate es genial en
estos casos. Algún pastel o un pan también son buenas opciones. Esto hará que
la energía se concentre en una acción física.
Practicante de Artes Mágicas
1.
1. Gracias, Hyperion J
1. Gracias, Hyperion J
Algunas referencias:
McCoy, E. (1998) Hacer
magia. Ediciones Robinbook, Barcelona
Curott, P. (2000) El
libro de las sombras. Ediciones
Robinbook, Barcelona.
Curott, P. (2001) Witch Crafting. Broadway Books; Nueva York.
Penczak, C. (2007) The temple of shamanic witchcraft, Llewellyn; Woodbury, MN.
Parma, G. (2010) By Land, Sky & Sea. Llewellyn; Woodbury, MN.
Hyperion. The
Unnamed Path Podcast, Ep. 11: Energy .
Abril 16, 2007. Recuperado en febrero 02, 2014, de
Unnamedpath.com
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