Podría comenzar con una
introducción grandilocuente al respecto del tema. O tal vez una larga
explicación acerca de la poca actividad del blog en estos meses. Pero la verdad
es que últimamente no se me da demasiado la grandilocuencia. Tampoco es que
vaya a dejar de lado las metáforas o ejemplos. Me gustan. Así que después de
una pausa – mitad forzada y mitad deseada, para ser honestos – es momento de
retomar las cosas. A estas alturas, y con toda franqueza, ya no sé si sean
muchos o pocos los que lean el blog. Y aunque se agradece enormemente el
interés genuino que cualquiera pueda tener en este rincón del Internet – así como
su participación -, pues se trata más de un lugar en donde compartir
experiencias – o simplemente publicar lo que pienso y siento a modo de diario
virtual -. De todos modos, después de este breve divagar, aquí va:
En los últimos meses he estado
repasando un concepto que se conoce comúnmente en círculos paganos y mágicos
como la “pirámide del brujo” – los adeptos al enfoque un poco más alejado del
paganismo puede que lo conozcan como “los cuatro poderes del mago.” Este concepto
habla acerca de un grupo de cualidades, características, habilidades o “poderes”
que el practicante de magia debe desarrollar y sobre los cuales apoya su trabajo
y crecimiento en las Artes. Normalmente se reconocen 4 en este grupo: conocer,
atreverse, desear y callar o guardar silencio. Cada uno con sus respectivas
explicaciones y asociaciones elementales y de herramientas o armas mágicas y
puntos cardinales y estaciones del año y
demás. Como es de suponerse a estas alturas, no suele haber un consenso único
acerca de “qué correspondencia se asocia a qué poder” – o al menos no he encontrado
una única explicación al respecto – pero sí suelen identificarse ciertas
tendencias: el conocer se asocia al aire, el atreverse al agua (lo sé, la
primera reacción es asociarlo al fuego, ¿verdad?), el desear se asocia al fuego
(por su conexión con la voluntad) y el callar o guardar silencio se conecta con
la tierra.
El tema es que habiéndome
encontrado con este poco de información mágica una y otra vez en mi vida
mágica, no empecé a considerar la utilidad de basarse en este concepto o modelo
mágico hasta que encontré una referencia a 5 poderes, en lugar de los
tradicionales 4 1 .
En esta versión, además de las 4
habilidades o cualidades mencionadas se encontraba una más, la habilidad para
imaginar. A esto se añadía la consideración al quinto “elemento”: el Espíritu
(sí, ese que aún continúa creando conflicto cada cierto tiempo entre los
teóricos mágicos y los eruditos sobre si “es o no es un elemento” como los
otros 4). Con un poder y un elemento adicional, las asociaciones cambiaban del siguiente
modo:
- Conocer:
Espíritu
- Atreverse:
Agua
- Guardar
Silencio: Tierra
- Imaginar:
Fuego
- Desear:
Aire *
Aunque tal vez no concuerde con
la mayoría, lo que me impactó de esta versión – lo que hace que todavía la
considere y recurra a ella en mi práctica aun cuando varias cosas dentro de la
misma han cambiado a través del tiempo – es la manera en cómo se presentaba
cada habilidad. No eran sólo cualidades que un mago debía desarrollar, sino
eran la estructura sobre la cual el practicante se apoyaba para conjurar toda
su fuerza y trabajar su magia. Más que destrezas, constituían el arsenal del
brujo. Su “artillería mágica”, por así decirlo (les dije que las metáforas y la
grandilocuencia no quedarían fuera por mucho tiempo). Conocer implicaría mucho
más que reunir teoría e información y detalles hasta el punto de convertirte en
un libro de Sombras andante: es conocer nuestras habilidades, nuestras
fortalezas, debilidades, deseos, anhelos, temores y expectativas más profundas;
en resumen, conocer quiénes somos en nuestro yo más íntimo. Guardar Silencio es
más que no hablar o presumir de nuestros hechizos y prácticas, y se convierte
en una referencia al silencio interior y a la serenidad que alcanzamos para
conectar con la Energía y la Divinidad. Atreverse implica encender nuestras
emociones hasta el máximo – recordando que la magia que realizamos se nutre de
nuestro valor y de nuestras emociones. Imaginar significa permitir a los fuegos
de la creatividad arder con fuerza e iluminar cada uno de los rincones de
nuestra mente y ser. Desear es enfocar la voluntad y la fuerza reunida en un punto con precisión
– no sirven medias tintas.
Este enfoque es en sí todo un
sistema. Como mencioné, en mi práctica he encontrado alternativas al modelo
tradicional y a este modelo de la pirámide – incluyendo un lado más oscuro de
la misma, destinado a un trabajo más interno. En este punto me cuesta decidir
si mi pirámide tendría 4 o 5 poderes. Ambas perspectivas han probado ser
sumamente poderosas y reveladoras en mis trabajos. Conociéndome, capaz termino integrando
ambos modelos, o termino creando algo diferente a una pirámide del Brujo (¿podríamos
llegar a crear un icosaedro del Brujo? ). Es un trabajo en progreso. Como muchos
otros elementos y aspectos de mi vida y práctica.
1.
Cuhulain,
K. (2002). Llewellyn Worldwide, MN.
* Existe una versión “alternativa”
que incluye al Espíritu y lo asocia a un quinto “poder” que es el de “ir” o fluir
con la fuerza de la vida por aquello que se desea. Sería interesante considerar
cómo es que este modelo funcionaría en tu práctica.
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