11 de septiembre de 2012

PBP: "G" es por "Gato"



Pensando y pensando respecto a qué escribir, ya que tenía el blog abandonado, y aunque eso no es de mi interés, tenía ganas de escribir algo, sobretodo porque los últimos artículos me obligaron a investigar sobre cosas que creía que conocía; así que me puse a pensar “¿qué me gusta lo suficiente para tomarlo como una tarea y empiece a averiguar sobre ello hasta el punto que pueda armar una monografía digna de presentar ante profesores?”. Por lo que haciendo un repaso sobre mis intermitentes gustos y mis siempre abandonados hobbies me di cuenta que sí hay algo que me acompañó desde siempre - además del mal carácter -: un gusto desmedido  por los gatos (Felis cattus). Así, empecé a buscar información sobre ellos mas allá de la forma de cuidarlos y a repasar sobre ciertas historias y supersticiones a su alrededor. Obviamente esto fue más agotador de lo que imaginé: el gato es un animal ancestral que habita en todos los continentes, excepto en la Antártida y creo que en Oceanía y que ha sido mitificado a lo largo de la historia por sus cualidades, siendo respetado en casi todo el mundo. Los chinos dicen que Confucio tenía un gato como animal de compañía predilecto. También los japoneses los utilizaban colocándolos en las pagodas para proteger los manuscritos sagrados. Otros historiadores refieren que el profeta Mahoma predicaba con un gato en sus brazos y que en la India tenían un importante papel en las ceremonias religiosas y ocultas; no sé si tanto alboroto histórico se debe a sus capacidades físicas o a su carácter. De las físicas creo que sería por su gran oído ya que pueden distinguir sonidos ultrasónicos que espero explique porqué voltean intempestivamente y le prestan atención a una nada aparente, su capacidad de ver en la noche - es más, el gato es un animal nocturno - ah y claro, la forma como sus ojos malévolos brillan en la oscuridad  (personalmente si hubiera vivido en la edad media y hubiera visto un par de ojos verde fosforescente en la oscuridad me habría lanzado del primer puente que hubiera encontrado). Esto se debe a que su órgano de la visión está provisto de una lente y una especie de espejo curvo situado detrás de la retina, que es capaz de reflejar un cono de luz hacia la fuente que lo ilumina. Incluso el ronroneo ha sido fuente de estudio desde hace años. El mecanismo de cómo se produce aún permanece sin resolver por parte de la comunidad científica, aunque ya han señalado que el ronroneo es usado por el gato cuando siente miedo, alegría o está enfermo, pues al ronronear genera una frecuencia de entre 20-50 hercios que ayuda a estos animales a curar y fortalecer los músculos, los ligamentos, los tendones e incluso los huesos. De este modo, muchos intuyen, como es el caso de la investigadora científica bio-acústica Elizabeth Von Muggenthaler, que estas vibraciones u ondas podrían generar beneficios positivos en los dueños de los gatos. Es extraño observar cómo los gatos pueden intuir cuando al ser humano le duele alguna parte del cuerpo o padece algún tipo de desequilibrio emocional, corriendo a posicionarse cerca del paciente para comenzar inmediatamente a ronronear.  Su carácter está demás explicar: su gran capacidad de adaptación a diferentes circunstancias, es inteligente, muy cariñoso, altanero, normalmente son tímidos y desconfían de los extraños.

Simbología y Aspectos
Asociarse a este animal mágicamente hablando es asociarse a conceptos de independencia, curiosidad, muchas vidas, astucia, curación, la habilidad de luchar al sentirse acorralado, poder ver lo invisible, y la protección, así como el desarrollo de capacidades psíquicas,  especialmente de la visión. Los guerreros llevaban máscaras de gato que participaban en las ceremonias, con la esperanza de que el espíritu de los gatos muertos entren en sus cuerpos y les brindasen las cualidades felinas del sigilo y astucia, para transformase en guerreros invencibles. Los gatos son animales extremadamente sensibles a los sentimientos de los seres humanos: el gato suele encariñarse mucho con su amo y las personas con las que se relaciona a diario, siendo muy afectuoso y compañero. El gato adulto rehúye normalmente a los extraños, pero según el carácter, puede familiarizarse rápidamente con personas desconocidas. El gato además es un ser sumamente independiente, que no gusta de sentirse controlado, incluso cuando está tranquilamente acurrucado en el regazo de su amo, necesita sentirse libre; si tiene la impresión de que se le está reteniendo, abandonará su posición por cómoda que sea.

Necesitan de un cariño discreto, que no resulte opresivo, además necesita ausencia de prohibiciones; éstas serían las "necesidades espirituales" para un felino. Su libertad debe poder manifestarse en el ámbito de lo que el animal ha elegido como su territorio, extenso o limitado, según el caso.

Origen del Nombre
En Egipto, cuna del gato doméstico, el nombre del gato es una onomatopeya de su voz: myeou es denominado el gato macho, mientras que la gata hembra recibe el nombre de techau. Partiendo de esta palabra, los antiguos coptos acuñaron el término chau.
El historiador griego Herodoto (siglo V a.C.) llamó al gato ailouros, de aiolos, móvil y oura, cola, es decir: de cola móvil. Sin embargo, pronto entró en escena en el mundo griego el término galê, usado como cazador de ratones o comadreja.
En la antigua Roma, felis era el nombre del gato salvaje, y de su raíz derivaba la palabra felino y todas sus derivadas. Posteriormente, apareció en el mundo latino una nueva palabra para denominar al gato: cattus, acepción que se considera hoy en día la más plausible para el verdadero origen de la palabra gato. De cattus proceden la mayor parte de las versiones de la palabra gato en las lenguas indoeuropeas.
¿De dónde surge esta palabra? Existen dos teorías al respecto. Una de ellas sostiene que cattus procede de una antigua lengua africana u oriental. La otra afirma que su origen es celta. En cualquier caso, se acepta como seguro el hecho de que nuestro gato doméstico actual es llamado así desde el siglo IV d.C.

Historia
El gato es el animal sagrado más enigmático asociado al hombre. En el mundo del misticismo, los gatos son portadores de un poder mágico infinitamente superior al del hombre. De sus orígenes se cuentan numerosas leyendas como que los griegos decían que la diosa Diana lo había creado para ridiculizar al león, creado por el hermano de ella, el Dios Apolo. En la cultura hebrea se cuenta que antes del diluvio, Noé embarcó en su arca a todos los animales vivientes, y no pudo incluir a ningún gato puesto que no existían. Cuando comenzó a navegar en medio de la lluvia torrencial, las ratas y los ratones empezaron a consumir las provisiones, que pronto empezaron a escasear. Noé despiadado, rogó entonces a Dios que le enviara los medios para solucionar este problema y Dios le envió un remedio inesperado: el león empezó a estornudar y de sus narices salieron gatitos pequeños que enseguida empezaron a cazar, para solucionar el problema. En la cultura nórdica o Vikinga los gatos estaban asociados a Freyja, la Diosa esposa de Odín, cuyo nombre significa "la Señora", considerada también como diosa de la Fertilidad, era amante de la magia, definiendo su forma particular que recibía el nombre de Seidr, un sistema de trance muy similar al chamanismo, y  relacionándose con el día viernes (en inglés Friday). Ella poseía un transporte personal que representaba un magnífico carro, tirado por dos grandes gatos de color gris. Los antiguos egipcios elevaron al gato a la categoría divina, incluyéndolo entre sus símbolos sagrados.

El culto al gato en el antiguo Egipto
En Egipto surge en torno al año 2.900 a.C. Según narran las leyendas Ra, dios del Sol, como castigo a los hombres, que se habían atrevido a cuestionar su autoridad, envió a la Tierra a Ojo del Sol, una de sus hijas, que, en el desierto de Nubia (Sudán) se encarnó en Sekhmet, una fiera y sanguinaria leona. Pero ésta, traspasando los límites de su mandato, provocó tal cantidad de masacres y epidemias que, para evitar que aniquilase a la humanidad entera, Ra decidió enviar a la tierra al guerrero Onuris con la misión de calmar a Sekmet, la cual termina convirtiéndose en la maternal y pacífica Bastet, la diosa-gata, conocida también como Ousbasti o Bast. De este modo, la leyenda trata de poner al alcance de los antiguos egipcios la ambigüedad y la tan característica dualidad felina: Bastet, el ojo de Ra asociado al Sol, protectora de los niños y diosa de la música, cálida y vivificante, que representaría la parte femenina( de hecho los gatos les hacen más caso a las mujeres que a los hombres, porque reaccionan mejor ante un tono de voz agudo), frente a la cruel y despiadada Sekhmet, llamada La Poderosa, que representaría la conexión con la luna y el espíritu oculto, misterioso, oscuro como la noche, de los gatos. Los egipcios, fascinados por esta divinidad al mismo tiempo lunar y solar, la representaron de numerosas maneras a través de estatuas y pequeñas esculturas de bronce o piedra. En ellas, Bastet aparece representada de dos formas: como un gato sentado, con las patas anteriores extendidas y un pectoral en el cual estaba inscrito el escarabajo solar; o bien de pie, adoptando la forma de una mujer con cabeza de gato, portando un cesto y un sistro (uno de los instrumentos musicales más antiguos conocido, consistente en una especie de sonajero de piezas metálicas móviles, en cuyo extremo se tallaba una cabeza de gato). Siendo Bastet una de las divinidades del panteón egipcio más veneradas, no es de extrañar que fuesen numerosos los templos erigidos en su honor. El más famoso de ellos se encontraba en Bubasti, en una isla situada en el delta del Nilo. Bubasti fue un famoso lugar de celebración debido a los numerosos festejos que allí se celebraban, durante los cuales las mujeres, venidas de todos los lugares de Egipto, imitaban los movimientos del gato en celo para seducir a los hombres, según cuenta el historiador Herodoto.  En algunos papiros se lo encuentra como ayudante en la caza de aves, cumpliendo las funciones que en otros lugares desarrollaba el perro: recoger las piezas abatidas y entregarlas al cazador. Las historias narran que cuando uno de estos animales moría todos los miembros de la familia guardaban luto y hacían embalsamar sus cuerpos, los que eran llevados al cementerio en Bubastis y ofrecido a la diosa. Prueba de ello son los innumerables restos momificados de estos felinos, hallados en las excavaciones arqueológicas. Como ellos creían en la reencarnación, solían colocar en la tumba ratones momificados para que tengan comida al reencarnar, tal como hacían con los humanos. Era tal la veneración, que la leyes egipcias prohibían sacar del país los gatos y los protegían contra los malos tratos y la muerte, los inoculaban con gotas de su sangre para protegerles de las enfermedades y de los malos espíritus pero a pesar de todos esos castigos, los fenicios se los llevaban de contrabando, vendiéndolos como tesoros y ayudando su diseminación por otros territorios. La muerte del gato de la casa era una verdadera tragedia, y los familiares se enlutaban y rapaban las cejas en señal de duelo. Las familias pudientes mandaban embalsamar al gato y después era sepultado en grandes necrópolis gatunas; en 1890, en Berni Hassan, se descubrió un antiguo cementerio de gatos en el que se hallaron cerca de 300.000 momias de gatos embalsamados. Según cuenta Dioroco Sicuro, bajo el reinado de Ptolomeo XV, un soldado romano fue linchado por la población por haber dado accidentalmente muerte a un gato. Antes de esto, en tiempos de las invasiones persas, éstos, ante un ataque de los egipcios, y sabiendo de la veneración que sentían por los gatos, tomaron como rehenes a un gran número de estos animales, utilizándolos como escudos. Se cuenta que los egipcios, antes de herir a los gatos, prefirieron rendirse sin combatir.
El hombre a través de los tiempos siempre asoció las cosas que le eran útiles como manifestaciones divinas (fuego, agua, etc), por lo que no es extraño suponer que si un gato lo libraba de seres que lo enfermaba físicamente (como las enfermedades transmitidas por las ratas), también lo podía defender en el campo espiritual. Por lo que también lo consideraban destructor de las entidades astrales. Los sacerdotes lo utilizaban en sus prácticas mágicas y le otorgaban el cargo de defensor de Osiris y de la diosa Isis.
           
La Edad Media
De la inserción del gato en Europa circulan muchas versiones. Unas refieren que fueron los griegos que, al no poder comprar gatos debido a las leyes egipcias, los robaron para introducirlos en Grecia, extendiéndose posteriormente por el resto de Europa. Otras relatan que fueron los romanos, por medio de sus numerosas conquistas territoriales, los primeros en introducir este animal en la zona. Una vez en Europa su suerte fue variando de acuerdo al lugar.
En el año 1022 es cuando se planteó la cuestión de los canónigos heréticos de Orleáns, en la cual los gatos eran manifestaciones del espíritu del mal, identificándolos con otros animales "condenados" como el sapo, o el macho cabrío.
El prelado inglés Walter Map, máxima autoridad eclesiástica durante el reinado de Enrique II Plantagenet, presentó al gato como la propia encarnación de Lucifer. (se atribuía a los valdenses, y otros grupos considerados adoradores del demonio, una utilización de los pobrecitos gatos en sus ritos secretos). El Papa Gregorio IX en el año 1233 por intermedio de una Bula denominada “Vox in Rama” aprueba y confirma todas estas ideas referente a estos felinos, y lógicamente se crea una intoxicación constante respecto a esta conexión "gato-demonio". La manipulación de la Iglesia tiene mucho que ver en estas leyendas las cuales se extienden rápidamente por toda Europa.
En el siglo XVII en Inglaterra aún se creía que colocando el cadáver de un gato muerto en las paredes o en el armazón de un edificio, era una eficaz protección contra la mala suerte. Aún hoy en día se han encontrado esqueletos de gatos en edificios como la Torre de Londres, la Catedral de Dublín, o el Castillo de Yorkshire; incluso hace unos pocos años, en los muros de la Ciudadela de Gribaltar se encontraron restos de un gato, ante la sorpresa de los trabajadores. En el siglo XII la Iglesia comenzó una persecución contra este pobre animal. Al ser venerado y respetado en diversas culturas siempre bajo una connotación mágico religiosa, es obvio que cuando se produjeron los cambios y como ya se ha visto en un sin fin de ejemplos, el dios de la religión vencida pasa a ser el demonio de la nueva, así que obviamente se le empezó a considerar símbolo del diablo y sirviente de las brujas, y cuya ejecución pública se transformaba en un espectáculo. Esto, además de ciertas supersticiones que trascendieron a estos días. Casi se lleva a la extinción europea de este animal. Fue tal su persecución y exterminio que cuando se desató la peste negra (causada por las ratas) fue devastadora, debido al desequilibrio ecológico causado a su depredador (Castigo divino al mismo estilo judeo-cristiano).  Si bien luego su habilidad de caza lo hizo proliferar hasta el punto en que se propagara por todo el mundo, todavía han quedado muchas supersticiones respecto a él.
 Al parecer, la creencia de que el gato tiene siete vidas, (nueve, según otros) proviene de los egipcios: se dice que por su fuerza y resistencia creían  que este felino tenía más de una vida y que después de siete reencarnaciones como gato volvía como un ser humano. Dentro del esoterismo formaba parte de los siete cuadrúpedos mágicos.

Supersticiones          
Tocando el tema de las supersticiones, los gatos siempre han sido asociados con las brujas, de quien se los consideraba un familiar, sirviente, mensajero, o hasta secretario. Incluso se decía que la bruja tenía la facultad de convertirse en uno de ellos (aelurantropia) para realizar sus maleficios; también podía ser alguna persona transformada por un conjuro. Otra superstición es que si un gato negro se cruza en el camino de una persona, de derecha a izquierda o viceversa, es señal de que la mala suerte caerá sobre esa persona – lo que se basa en la suposición de que al cruzarse el animal en su camino, el animal ayudaba a la bruja a perjudicar al individuo "cortándole" su vida e interrumpiendo sus proyectos -; también se creía que podía ser la bruja misma, que convertida en gato podía descargar todas sus malas artes contra el atrevido mortal que había osado cruzársele en su camino. El remedio o antídoto, para contrarrestar la mala suerte cuando esto sucede, sería realizar siete pasos o saltitos hacia atrás, de espaldas. Este vaticinio no se cumple si el animal tiene un lunar, o zona blanca, en alguna parte de su cuerpo. También se dice que "sorben el aliento" y con ello la vida. (Esto se debe a la costumbre que tienen estos animales de oler el aliento, dando la impresión que están aspirándolo). Si se pisa la cola de un gato, el causante quedará soltero y el gato no cazará más ratones. Los orzuelos se curan pasando la cola de un gato negro por los párpados. Para garantizar la seguridad de los marineros en el mar sus mujeres deben mantener gatos negros en sus casas. Si un gato mira fijamente hacia fuera de la ventana es porque va a llover. Una superstición buena es que se cree que los gatos se nutren  de energías negativas, por ello se sientan y descansan  en determinados lugares del hogar, en donde captan estas  impregnaciones, transformándolas y  eliminándolas finalmente de la casa.

Lumena

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