Superados los
inconvenientes tecnológicos de la semana pasada (los interesados en astrología
puede que quieran hacer responsable a Mercurio en retrógrado por eso), aquí
está el tercer artículo del proyecto del blog pagano. Esperamos que lo
disfruten.
Nuestras
preferencias y gustos de pequeños pueden ser una guía valiosa más adelante en
nuestra práctica mágica. En mi caso, mi gusto por los cristales y las gemas
durante mi infancia y niñez pareciera haber sido indicador de una cierta
predisposición a trabajar con ellos dentro de la magia. Así, en mis juegos
siempre hacía espacio para incluir la presencia o existencia o historia o al
menos referencia a algún cristal especial que concedía diferentes habilidades.
Mi madre, que tenía algunos pequeños cristales
o gemas sueltos, sin engarzar en joyería, en una pequeña caja sabía que
en caso de que no encontrara alguna de estas gemas, había una buena posibilidad
de que lo hallara en mi cuarto, en un lugar especial entre mis juguetes y mi
castillo hecho con bloques de Playgo.
Creo que para muchos de nosotros, en algún
nivel, los cristales y las gemas capturan nuestra atención. Hay algo en ellos
que simplemente atrae nuestra mirada hacia ellos. Aunque sea sólo porque
“brilla bonito” o porque “hace una bonita joya”. Pero ahí está esa fuerza. Ahí
se encuentra esa atracción, sutil pero presente. Esto posiblemente sólo se
magnifique en el caso de los Brujos, Magos y Practicantes de estas Artes.
Al igual que las hierbas y flores, los
cristales poseen una frecuencia vibratoria, que está en sincronía con
determinadas corrientes y energías de la naturaleza. No obstante, cada uno de
estos tres parece centrar sus efectos en un aspecto distinto de la vida humana.
Las hierbas (al usarse sus hojas, tallos y raíces) se encuentran muy conectadas
al plano físico y práctico de nuestras vidas, mientras que las flores tienden a concentrarse
en el aspecto emocional (lo que queda particular y poderosamente demostrado en
el uso de la terapia floral de Bach). Los cristales, piedras y gemas contarían
con una vibración más orientada al ámbito espiritual, en donde tienen
finalmente su origen todas las cosas. Así, el efecto que los cristales ejercen
sobre nosotros no siempre será instantáneo y muchas veces suele ser gradual,
pero siempre es profundo. 1 Desde luego, cada uno de nosotros puede
responder de manera diferente a la energía de un cristal de acuerdo a las
propias energías y situaciones presentes en nuestras vidas – en ocasiones, las
reacciones pueden ser poderosamente intensas. Por otro lado, algunos autores 2
consideran que la solidez y
estabilidad de los cristales y minerales están conectadas al aspecto de la
Voluntad, de la tríada de Voluntad, Amor y Sabiduría Divinas.
Como dije más arriba, cada uno de nosotros
responde de diferentes maneras a la energía de los cristales. He visto gente
con una gran sensibilidad ante sus vibraciones, pudiendo percibirlas sin
necesidad de tocarlos, mientras que
otros han tenido cierta dificultad inicial para percibir tales energías.
Reconozco que yo me encuentro en el segundo grupo.
Verás, a pesar de toda esa atracción que tenía
hacia los cristales y gemas desde pequeño, la verdad es que me tomó algo de
tiempo empezar a trabajar de manera activa con ellos. Iniciándome en mi
práctica, recuerdo que mi fascinación parecía estar más enfocada hacia las
hierbas. Cuando trataba de percibir las vibraciones de un cristal, me costaba
percibirla. Leía los libros, hacía los ejercicios, pero aunque aprendía
información increíblemente interesante acerca de los cristales, confieso que
seguía teniendo dificultades para percibir sus energías. Algunos me dirán que
no estaba listo, otros que simplemente estaba más concentrado en trabajar con
otros elementos (por ejemplo, hierbas).
Otros que tal vez forzaba demasiado mi intuición y capacidad para percibir la
energía. Puede que haya sido una combinación de todas las anteriores. Pero la terquedad dio sus
frutos y empecé a percibir con más facilidad las energías de un cristal. Ahora
tocaba aprender a trabajar con ellos.
Los que hayan leído el artículo anterior en el
que hablaba de la Bendición sabrán que al trabajar con hierbas, cristales e
instrumentos mágicos, considero fundamental la formación de una alianza. Aunque
puede trabajarse con un cristal o una planta simplemente cargándolo de energía
y tratándolo como algo que TIENE QUE cumplir con tu voluntad porque tú se lo
ordenas, confieso que no es un estilo que me guste mucho usar. Supongo que es
un asunto de preferencias.
En el caso de los cristales, creo que, al igual
que las hierbas y animales, pueden
convertirse en aliados en el trabajo mágico. De este modo, la magia que se
desarrolla surge de una relación entre ambas partes – un acuerdo que merece ser
respetado. Por tal motivo, cuando trabajo con un cristal, sea para sanación o
para trabajo mágico, lo primero que me gusta hacer es presentarme y preguntarle
algo acerca de él (o ella). Aunque hay gran variedad de formas para hacerlo
(desde proyección mental hasta divinación, sin olvidar desde luego la variedad
de guías de consulta disponibles), una técnica que suelo usar, originalmente
publicada en El Poder Interior de
José y Lena Stevens, consiste en tomar el cristal o mineral o gema en nuestras
manos y observarlo, estudiándolo con todos los sentidos. ¿Cómo se ve? ¿Brilla o
es opaca? ¿Cómo se siente al tacto: fría, caliente, cómoda al tacto? ¿Cómo suena
al contacto con nuestras manos? ¿Cómo huele? ¿Cuál sería su sabor? (asegúrate
de que el mineral no será tóxico antes de hacerlo, y si dudas, no la pruebes). A
continuación, la saludo mentalmente (o en voz alta, según el caso) y cerrando
los ojos, le pregunto qué propiedades posee, si tiene alguna información que
quisiera compartir conmigo y si puedo usar sus propiedades y cómo me puede
ayudar. Tanto si acepta como si no lo hace, al final le agradezco al espíritu
del cristal o mineral.
Puede que, en tu pantalla mental, veas la
imagen del espíritu del cristal. Puede que sea claro o difuso. Algunas piedras
tienen un modo muy preciso para comunicar sus propiedades, mientras que otras
suelen preferir el desfile de impresiones mentales surrealistas para
expresarse. En el caso de que no entiendas algo, siéntete libre de formular la
tan temida pregunta “¿qué significa eso?” (puedes ahorrarte varios dolores de cabeza preguntando, además de que cuando uno lo piensa, tienes derecho a preguntar si no entiendes o sabes algo, tanto en un sentido cotidiano como metafísico).
Mi relación con los cristales ha ido cambiando
en estos años. Hace un par de años – coincidiendo con la maestría que
estudiaba - su presencia se hizo más
intensa, por lo que empecé a enfocarme más en el trabajo con gemas con fines
curativos (hasta el grado de estar trabajando en ello como tema de tesis). Estoy
seguro de que dicha relación continuará desarrollándose. Creo que todos en un
momento u otro recibimos esa “llamada” para trabajar con algo en nuestra
práctica, y creo que cuando esa llamada llega, lo único que realmente funciona
es responder a ella.
Practicante de Artes Mágicas
Referencias:
1. Medici, M. (1998). Magia Natural.
Robinbook: Barcelona
2. Penczak, C. (2010). Three Rays of Witchcraft. Copper Cauldron: New Hampshire.
Otras Fuentes de consulta:
-
Cunningham,
S. (1999). Enciclopedia de cristales,
gemas y metales mágicos. Llewellyn español.
- Hall, J.
(2008). La biblia de los cristales. Gaia:
Madrid
-
Stevens, J. &
L. (1992) El poder interior. Robinbook:
Barcelona
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