20 de julio de 2012

"B" es por "Bendición"



Dama de las aguas vivientes, bendice este tu símbolo,
quita de él todas las impurezas, para que pueda ser fuente
de poder puro y sagrado. Así sea
Marian Green, Magia y Naturaleza (bendición del agua)

Pensaba hablar sobre la importancia del balance, pero la inspiración no parecía fluir al respecto. Así que dedicaré este artículo a reflexionar – y posiblemente a divagar -  acerca de una práctica básica dentro de la magia y la brujería, que es precisamente la Bendición (aviso que probablemente termine compartiendo algunas ideas e incluso técnicas que utilizo en la bendición y consagración, por lo que si te interesa , genial; pero si consideras poco menos que sacrilegio la publicación de material vagamente técnico que lidie con cuestiones del Arte…supongo que podemos estar de acuerdo en el hecho de que no estamos de acuerdo J ).

Pero bueno…demos paso a las divagaciones. Entre las primeras cosas que aprendes en magia – quizá de los primeros actos mágicos que aprendas – se encuentra la bendición. Te bendices a ti mismo, bendices tu espacio de trabajo, bendices tus herramientas y los instrumentos que usarás para trabajar. Bendices tus acciones. Bendices a tus familiares y amigos. Y si eres más hacia el lado pacifista de la espiritualidad, bendices a tus enemigos  (práctica que no es tan descabellada como pudiera parecer cuando consideras que tal vez tus enemigos se concentran en querer hacer tu vida miserable porque sus propias vidas no son un lecho de rosas – por lo que si decides hacer que encuentren bendiciones, con algo de suerte lejos de tu vida, en lugar de maldecirlos; la lógica nos diría que ellos estarán demasiado ocupados con  su propia buena fortuna como para interesarse en nuestro infortunio1…. Y aunque personalmente tengo dudas sobre si éste sea siempre el mejor procedimiento, pues al menos tienes otra opción además del ‘te mataré o me matarás’)

Si hay algo en que creo que nos parecemos la gran mayoría de practicantes mágicos es que cuando aprendemos a bendecir, pues realmente nos entusiasmamos. Sé que yo lo hice. Era de los primeros rituales que conocía y la verdad me sentía muy bien al hacerlo. Hasta donde recuerdo, no llegué a despedirme de ningún familiar o amigo diciendo “!Bendito seas!”, pero la intención estaba detrás del “hasta luego”. Aprendí que al bendecir algo, aquello que se bendice cambia y se hace sagrado.2

Pero luego fue pasando el tiempo y en uno de esos periodos de revisión que a todos nos toca y que lleva a que cuestionemos todo – y digo TODO – lo que estamos aprendiendo, en algún momento surgió la pregunta: si aprendemos que el mundo es una manifestación de lo sagrado, y lo sagrado está en todo, ¿por qué tenemos que hacer sagrado algo que se supone ya es sagrado?

Realmente no se me ocurría una respuesta totalmente clara al respecto. Seguía bendiciendo mis instrumentos y mi espacio ritual y a mí mismo y aquello que usaría en mis encantamientos y trabajos mágicos y espirituales. Sabía que era importante. Sabía que trabajar con un objeto bendecido era distinto a trabajar con uno sin consagrar – de hecho sentía la diferencia, es algo que a veces puede ser muy fuerte y otras veces más sutil, pero que, en efecto puede percibirse. – No obstante, tenía esa bendita duda dando vueltas en mi mente.

Inevitablemente, cuando te cuestionas algo, el primer instinto es buscar información (el mío, al menos, pareciera ser ese). Encontré algunos datos interesantes, incluyendo el hecho de que en el pasado se salpicaba sangre sobre una persona para consagrarla, debido a que la fuerza vital contenida en la sangre proporcionaba la fuerza vital para la consagración3, y que esta acción, conocida como “bletsian”, sería considerada como origen del término inglés blessing, que significa ‘bendición’4. Por supuesto, los tiempos cambian y mucha gente ha decidido usar otros métodos menos, ahem…. ‘viscerales’ –literal y metafóricamente hablando  -  para bendecir, como el agua bendita. Este artículo no es un permiso para animarte a sacrificar animalitos indefensos en la comodidad de tu casa por el gusto de hacerlo o para “ver qué pasa” (valga aclarar que las tradiciones espirituales que trabajan con el sacrificio de un animal  lo hacen desde un contexto y visión completamente diferente a la que el cine de horror suele mostrarnos y, si verdaderamente deseas conocer más sobre el papel de los sacrificios en la espiritualidad, puedes empezar revisando información sobre tradiciones africanas5). Desde luego, también existe la práctica de que el mago o Brujo utilice una o dos gotas de su propia sangre, lo que haría en efecto un trabajo mágico increíblemente poderoso, pero hay que considerar cuestiones sanitarias y el asunto de las enfermedades infecto-contagiosas y el instrumental que usas y…en fin, el trabajo mágico con sangre es un tema demasiado extenso, del que prometo seguir investigando, pero por ahora llega la advertencia de rigor: NO PONGAS EN RIESGO TU SALUD E INTEGRIDAD, NI LA DE OTROS.

Terminado este breve paréntesis sobre la relación entre sangre y bendiciones (advertí que podría divagar) y continuando con algunos otros datos que descubrí, supe que el poder de bendecir forma parte de los 13 poderes del Brujo que aparecen en el Evangelio de las Brujas (del cual hay tantas versiones que fácilmente encontrarás algunas en internet). Así que ahí tenía ya un par de pistas: por un lado, bendecir consiste en transmitir fuerza vital a algo o alguien, multiplicándola (volvemos al punto de que todo tiene de por sí una cantidad de fuerza vital) y por otro lado el hecho de que bendecir era uno de los dones de un brujo.  ¿A dónde iría con esto?

Pareciera ser que para los interesados en las artes mágicas y brujeriles, muchas veces es la experiencia la que termina de enseñarnos el camino y de precisar los detalles. Ésta parecía ser una de esas ocasiones. Revisando información sobre un tema aparentemente poco relacionado con la bendición, como es la proyección de la consciencia a fin de contactar con la energía de otros objetos y personas, empecé a entender qué era lo sentía que faltaba. La técnica explicaba que en su forma más desarrollada, proyectar la consciencia podía crear una conexión que facilitaría la comunicación psíquica entre las dos partes involucradas, pero que, usada en menor grado, dicha conexión podía emplearse eficazmente a la hora de consagrar o bendecir un objeto.

La siguiente vez que decidí bendecir algo, después de purificar el objeto, me centré, lo tomé en mis manos y, proyectando mi consciencia hacia el objeto, intenté sentirlo, conectar con su energía, con su vibración. Todavía seguía siendo consciente de mí mismo, pero intentaba extender mi consciencia hacia el objeto, tratando de percibir algo. De repente, ahí estaba. Esa “chispa” en el objeto. Algo que me confirmaba que no se trataba sólo de una cosa inerte que cargaría con poder, sino que había en su interior un vestigio de energía, que por medio de la bendición cobraría fuerza. En ese instante, la bendición se convirtió en un reconocimiento de la divinidad existente en ese otro objeto, o en esa otra cosa, situación o persona que bendeciría. Era aumentar el flujo de energía vital en aquello que bendecía, y sentir que realmente había un cambio en ello. Era ayudar a que la chispa divina de aquel objeto, cristal, hierba, instrumento o persona que bendecía y con la que tenía oportunidad de interactuar, se encendiera con intensidad. Algo que empecé a observar que ocurría es que, luego de la bendición de un objeto, cuando llegaba el momento de terminar la conexión con el mismo, visualizando que mi consciencia regresaba por completo a mi cuerpo, decía “gracias” a aquello que había consagrado.

Esta nueva forma de ver y de realizar esta práctica, continúa enseñándome algo nuevo cada vez sobre aquello que bendigo, y sobre mí mismo, cada vez que la ejecuto. Aunque la bendición se considere una práctica básica, su poder es grande y la oportunidad de conectar con chispa de energía que se encuentra dentro de algo sólo confirma y hace más intensa la experiencia. ¿Podría decirse entonces que bendecir es reconocer la divinidad en el interior de las cosas? Que sean nuestra práctica y nuestras experiencias las que nos ayuden a encontrar las respuestas.

Practicante de Artes Mágicas 

Fuentes de Consulta
  1. Penczak, C. (2004). The Witch’s Shield.  Llewellyn: Woodbury.
  2. Green, M. (1989). Magia y Naturaleza. Ediciones temas de hoy: Madrid
  3. Penczak, C (2010) Three Rays of Witchcraft. Copper Cauldron Publishing. .
  4. Artisson, R. (2007). Helsongs. Owlblink Bookcrafting Company.
  5. Penczak, C. (2012) The Gates of Witchcraft. Copper Cauldron Publishing. 

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