La imagen de un árbol, un polo o
una montaña sagrados que sustenta toda la creación y que conecta las diferentes
realidades y moradas de los dioses, hombres y espíritus se encuentra en una
infinita variedad de mitologías y tradiciones espirituales, que van desde la
nórdica hasta la mongólica, pasando por la hindú y la persa. Conocido también
como Axis Mundi, es considerado el
centro mismo del universo y puede encontrarse como elemento fundamental de las
prácticas chamánicas.1
Aunque cada cultura parece tener
su propia visión acerca de la cantidad de reinos y sub-reinos que conforman el
universo – por ejemplo, los nórdicos consideraban la existencia de 9 reinos,
mientras que los aztecas tenían 13 “cielos” – en general se considera una
estructura básica de 3 mundos mayores o “principales”:
·
El Mundo Intermedio: el nivel con el que tenemos
mayor familiaridad, considerado el mundo en el que habitamos los seres humanos
y en el que se encuentra el universo físico2. Es en este nivel en
donde se encuentran el continuo espacio-tiempo y los diferentes futuros (desde la perspectiva chamánica, no existe un
único futuro, sino varios posibles futuros).
·
El Mundo Inferior: representando en las
distintas mitologías como debajo de
nosotros, su energía es más emocional e instintiva, relacionada con los
aspectos más primarios del ser humano. Generalmente es conocido como el mundo
de los ancestros o la tierra de los muertos, un lugar al cual el chamán viaja
en búsqueda de sabiduría ancestral y sanación.
·
El Mundo Superior, visto tradicionalmente como
el reino celestial, hogar de los dioses. Sus energías están estrechamente
asociadas a la sabiduría de los maestros espirituales elevados. A diferencia
del Mundo Superior, suele presentar una vibración más “lógica” e intelectual y
generalmente se le describe como “libre de los apegos del mundo cotidiano”.
¿Cómo se sitúa esto en la
práctica de la Brujería y la Magia? Para empezar, creo que es un buen punto de
partida para ubicarse en el mundo. Ocasionalmente (nótese el optimismo) nuestra
naturaleza como humanos en proceso de transformación nos juega la pasada de
hacernos creer como los únicos señores del universo, con dominio máximo sobre
todas las aves del cielo y las bestias de la tierra (¿por qué me suena familiar
esta última parte?). El concepto del Árbol del Mundo nos hace reaccionar y nos
recuerda que está bien, nosotros podemos tener un gran papel en la Creación,
pero no somos los únicos dentro de la misma, y ciertamente no somos los más
importantes – pero tampoco somos los menos importantes.
En la organización de los tres
mundos, ninguno es más importante que los demás – lo que resulta liberador para
esa bendita manía que algunos de nosotros tenemos por priorizar y categorizar
siempre TODAS las cosas. La imagen del Árbol del Mundo o Cósmico nos
enseña - o “re-enseña” que todos somos parte de algo más grande, y
de que lo que ocurre en un plano repercute en los otros (esto queda
particularmente ilustrado en el símbolo del árbol, en donde las raíces corresponden
al Mundo Inferior, el tronco al Mundo Intermedio y las ramas al Mundo Superior
– para los que hayan visto un árbol, se habrán dado cuenta que lo que ocurre en
una de las partes de éste afecta o permite identificar qué está sucediendo en
las otras partes).
Particularmente, una de las
grandes bellezas del Eje del Mundo radica precisamente en trabajar directamente
con él, interactuar con él y conectar con su propósito. El Eje sostiene y
conecta todos los mundos. Por lo tanto, es un excelente punto de partida desde
el cual visitar dichos mundos. Sin ánimos de sonar a anuncio de línea aérea,
tal vez sea la mejor manera de viajar.
Soy un fiel defensor de la
capacidad, necesidad e importancia del practicante de Brujería para interactuar
con los mundos invisibles (por si a estas alturas no te habías dado cuenta) -,
lo que en muchos casos incluye viajar a dichos mundos, en búsqueda de
sabiduría, consejo, poder, sanación y nuevas alianzas que nos permitan crecer
en nuestra práctica. Viajamos al Mundo Superior para recibir el consejo de
nuestros espíritus guía, viajamos al Mundo Inferior para recuperar la sabiduría
de los ancestros y encontrar aliados – siendo uno de los más conocidos el animal de poder (que algunos comparan con
la figura del espíritu familiar del
brujo) En los diferentes Mundos podemos encontrar a los dioses. Regresamos al
Mundo Intermedio con la sabiduría y el poder recuperados y adquiridos. Esta
habilidad es lo que se conoce como viaje
chamánico, y es enseñada en círculos de prácticas chamánicas en diferentes
partes del mundo, incluyendo los talleres organizados por la Fundación de
Estudios Chamánicos. El viaje chamánico – o como algunos a veces lo llaman,
viaje al Otro Mundo – puede y de hecho ha sido integrado a la práctica de la
Brujería (pueden revisarse los trabajos de Christopher Penczak, Peter Paddon y Robin
Artisson, disponibles tanto en libros como en sitios web.) Los brujos y hombres
y mujeres sabios del pasado adquirieron sus conocimientos y su poder por su
interacción íntima con el mundo espiritual, lo que en muchos casos incluía
viajar a los diferentes Mundos para adquirir tales cosas. Por supuesto que, según la corriente en la que
sea practicado, algunos detalles serán adaptados para que se integre del mejor
modo al sistema de creencias y prácticas.
Contactar al Eje del Mundo – o
cuando menos, ser consciente del mismo, es extrañamente sencillo-. Puesto que
sostiene toda la Creación, se encuentra en todas partes. Visualizarlo en la
pantalla mental o imaginarlo es un buen inicio, sobretodo si se tiene presente
que la imaginación es el elemento que conecta la consciencia con la realidad
espiritual3. Por otro lado, si puedes contar con una representación
física del eje del mundo, perfecto. Si eliges una montaña o colina, que sea una
que hayas visitado – o en caso de que nunca hayas visitado una colina o montaña
o volcán (hey, eso pasa) – revisa unas buenas fotografías y elige la que te
guste. En el caso de un árbol, realiza una camina por el bosque, el campo o
aunque sea el parque que queda detrás de tu casa con la intención de encontrar
la representación del Árbol del Mundo que sea adecuada para ti. Averigua sobre
las propiedades del mismo – en libros, en internet, en historias locales o por
último pregúntale al mismo árbol (¿te parece extraño? Cuando menos es una buena
oportunidad de ejercitar empatía y telepatía… sólo intenta no esperar
respuestas con voz tan clara como si fuera de locutor de radio, aunque luego,
quien sabe…). Si puedes sentarte bajo el árbol y hacer un viaje chamánico,
genial – si no, puedes tomarle una foto y usarla como ayuda. Como dato
interesante, en la práctica de la Brujería Tradicional puede encontrarse el uso
del Stang (una especie de vara/
báculo que termina en forma de “Y”) ubicado en el espacio sagrado como
representación tanto del Dios Cornudo como del Árbol del Mundo – la base se
hunde en la tierra, en el Inframundo, el cuerpo del Stang representa el tronco
del Árbol del Mundo y el extremo en forma de “Y” simboliza el Reino Superior4.
Aunque cada representación del
Eje Cósmico es increíblemente compleja y fantástica, confieso tener cierta
inclinación o preferencia hacia la imagen del árbol. Claro que el detalle está
en qué árbol visualizar. Algunos eligen guiarse por lo más tradicional y eligen
un roble, un tejo o un fresno como representación del árbol del mundo.
Personalmente me siento atraído también hacia el sauce, lo que me resulta
interesante cuando se tiene en cuenta la tradición que lo describe como un
portal hacia el Inframundo5. La imagen de la montaña - y de cuevas
presentes en la misma – es también sumamente eficaz al momento de viajar.
Por supuesto, éstas son sólo dos representaciones
de un concepto increíblemente poderoso que trasciende culturas - sospecho que
los más inclinados al lado ceremonial de la magia deben haber hecho sus
paralelos con el Árbol de la Vida Cabalístico – y que puede enriquecer tanto
nuestra visión del mundo como nuestra práctica espiritual.
Practicante de Artes Mágicas
Referencias
1. Cowan,
T. (1999) Chamanismo: guía práctica. Ediciones
Obelisco: Barcelona.
2.
Harner,
M. (1982). The way of the shaman. Bantam.
3. Stevens,
J. & L. (1992). El poder interior. Robinbook: Barcelona.
4.
Paddon, P. (2010). A grimoire for modern cunningfolk. Pendraig Publishing: Los
Angeles.
5. Curott, P. (2000). El libro de las sombras Robinbook
Otras fuentes de consulta:
1.
Parma,
G. (2010). By land, sky and sea: three
realms of shamanic witchcraft. Llewellyn Publications: Woodbury.
2.
Penczak,
C. (2006). Instant magick. Llewellyn
Publications: Woodbury.
3.
Penczak,
C. (2007). The temple of shamanic
witchcraft. Llewellyn Publications: Woodbury.
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