10 de julio de 2012

"A" es por Axis Mundi



La imagen de un árbol, un polo o una montaña sagrados que sustenta toda la creación y que conecta las diferentes realidades y moradas de los dioses, hombres y espíritus se encuentra en una infinita variedad de mitologías y tradiciones espirituales, que van desde la nórdica hasta la mongólica, pasando por la hindú y la persa. Conocido también como Axis Mundi, es considerado el centro mismo del universo y puede encontrarse como elemento fundamental de las prácticas chamánicas.1
Aunque cada cultura parece tener su propia visión acerca de la cantidad de reinos y sub-reinos que conforman el universo – por ejemplo, los nórdicos consideraban la existencia de 9 reinos, mientras que los aztecas tenían 13 “cielos” – en general se considera una estructura básica de 3 mundos mayores o “principales”:
·         El Mundo Intermedio: el nivel con el que tenemos mayor familiaridad, considerado el mundo en el que habitamos los seres humanos y en el que se encuentra el universo físico2. Es en este nivel en donde se encuentran el continuo espacio-tiempo y los diferentes futuros  (desde la perspectiva chamánica, no existe un único futuro, sino varios posibles futuros).
·         El Mundo Inferior: representando en las distintas mitologías como debajo de nosotros, su energía es más emocional e instintiva, relacionada con los aspectos más primarios del ser humano. Generalmente es conocido como el mundo de los ancestros o la tierra de los muertos, un lugar al cual el chamán viaja en búsqueda de sabiduría ancestral y sanación.
·         El Mundo Superior, visto tradicionalmente como el reino celestial, hogar de los dioses. Sus energías están estrechamente asociadas a la sabiduría de los maestros espirituales elevados. A diferencia del Mundo Superior, suele presentar una vibración más “lógica” e intelectual y generalmente se le describe como “libre de los apegos del mundo cotidiano”.

¿Cómo se sitúa esto en la práctica de la Brujería y la Magia? Para empezar, creo que es un buen punto de partida para ubicarse en el mundo. Ocasionalmente (nótese el optimismo) nuestra naturaleza como humanos en proceso de transformación nos juega la pasada de hacernos creer como los únicos señores del universo, con dominio máximo sobre todas las aves del cielo y las bestias de la tierra (¿por qué me suena familiar esta última parte?). El concepto del Árbol del Mundo nos hace reaccionar y nos recuerda que está bien, nosotros podemos tener un gran papel en la Creación, pero no somos los únicos dentro de la misma, y ciertamente no somos los más importantes – pero tampoco somos los menos importantes.
En la organización de los tres mundos, ninguno es más importante que los demás – lo que resulta liberador para esa bendita manía que algunos de nosotros tenemos por priorizar y categorizar siempre TODAS las cosas. La imagen del Árbol del Mundo o Cósmico nos enseña  - o “re-enseña”  que todos somos parte de algo más grande, y de que lo que ocurre en un plano repercute en los otros (esto queda particularmente ilustrado en el símbolo del árbol, en donde las raíces corresponden al Mundo Inferior, el tronco al Mundo Intermedio y las ramas al Mundo Superior – para los que hayan visto un árbol, se habrán dado cuenta que lo que ocurre en una de las partes de éste afecta o permite identificar qué está sucediendo en las otras partes).
Particularmente, una de las grandes bellezas del Eje del Mundo radica precisamente en trabajar directamente con él, interactuar con él y conectar con su propósito. El Eje sostiene y conecta todos los mundos. Por lo tanto, es un excelente punto de partida desde el cual visitar dichos mundos. Sin ánimos de sonar a anuncio de línea aérea, tal vez sea la mejor manera de viajar.
Soy un fiel defensor de la capacidad, necesidad e importancia del practicante de Brujería para interactuar con los mundos invisibles (por si a estas alturas no te habías dado cuenta) -, lo que en muchos casos incluye viajar a dichos mundos, en búsqueda de sabiduría, consejo, poder, sanación y nuevas alianzas que nos permitan crecer en nuestra práctica. Viajamos al Mundo Superior para recibir el consejo de nuestros espíritus guía, viajamos al Mundo Inferior para recuperar la sabiduría de los ancestros y encontrar aliados – siendo uno de los más conocidos el animal de poder (que algunos comparan con la figura del espíritu familiar del brujo) En los diferentes Mundos podemos encontrar a los dioses. Regresamos al Mundo Intermedio con la sabiduría y el poder recuperados y adquiridos. Esta habilidad es lo que se conoce como viaje chamánico, y es enseñada en círculos de prácticas chamánicas en diferentes partes del mundo, incluyendo los talleres organizados por la Fundación de Estudios Chamánicos. El viaje chamánico – o como algunos a veces lo llaman, viaje al Otro Mundo – puede y de hecho ha sido integrado a la práctica de la Brujería (pueden revisarse los trabajos de Christopher Penczak, Peter Paddon y Robin Artisson, disponibles tanto en libros como en sitios web.) Los brujos y hombres y mujeres sabios del pasado adquirieron sus conocimientos y su poder por su interacción íntima con el mundo espiritual, lo que en muchos casos incluía viajar a los diferentes Mundos para adquirir tales cosas.  Por supuesto que, según la corriente en la que sea practicado, algunos detalles serán adaptados para que se integre del mejor modo al sistema de creencias y prácticas.
Contactar al Eje del Mundo – o cuando menos, ser consciente del mismo, es extrañamente sencillo-. Puesto que sostiene toda la Creación, se encuentra en todas partes. Visualizarlo en la pantalla mental o imaginarlo es un buen inicio, sobretodo si se tiene presente que la imaginación es el elemento que conecta la consciencia con la realidad espiritual3. Por otro lado, si puedes contar con una representación física del eje del mundo, perfecto. Si eliges una montaña o colina, que sea una que hayas visitado – o en caso de que nunca hayas visitado una colina o montaña o volcán (hey, eso pasa) – revisa unas buenas fotografías y elige la que te guste. En el caso de un árbol, realiza una camina por el bosque, el campo o aunque sea el parque que queda detrás de tu casa con la intención de encontrar la representación del Árbol del Mundo que sea adecuada para ti. Averigua sobre las propiedades del mismo – en libros, en internet, en historias locales o por último pregúntale al mismo árbol (¿te parece extraño? Cuando menos es una buena oportunidad de ejercitar empatía y telepatía… sólo intenta no esperar respuestas con voz tan clara como si fuera de locutor de radio, aunque luego, quien sabe…). Si puedes sentarte bajo el árbol y hacer un viaje chamánico, genial – si no, puedes tomarle una foto y usarla como ayuda. Como dato interesante, en la práctica de la Brujería Tradicional puede encontrarse el uso del Stang (una especie de vara/ báculo que termina en forma de “Y”) ubicado en el espacio sagrado como representación tanto del Dios Cornudo como del Árbol del Mundo – la base se hunde en la tierra, en el Inframundo, el cuerpo del Stang representa el tronco del Árbol del Mundo y el extremo en forma de “Y” simboliza el Reino Superior4.
Aunque cada representación del Eje Cósmico es increíblemente compleja y fantástica, confieso tener cierta inclinación o preferencia hacia la imagen del árbol. Claro que el detalle está en qué árbol visualizar. Algunos eligen guiarse por lo más tradicional y eligen un roble, un tejo o un fresno como representación del árbol del mundo. Personalmente me siento atraído también hacia el sauce, lo que me resulta interesante cuando se tiene en cuenta la tradición que lo describe como un portal hacia el Inframundo5. La imagen de la montaña - y de cuevas presentes en la misma – es también sumamente eficaz al momento de viajar.
Por supuesto, éstas son sólo dos representaciones de un concepto increíblemente poderoso que trasciende culturas - sospecho que los más inclinados al lado ceremonial de la magia deben haber hecho sus paralelos con el Árbol de la Vida Cabalístico – y que puede enriquecer tanto nuestra visión del mundo como nuestra práctica espiritual.
Practicante de Artes Mágicas
Referencias
1.       Cowan, T. (1999) Chamanismo: guía práctica. Ediciones Obelisco: Barcelona.
2.       Harner, M. (1982). The way of the shaman. Bantam.
3.       Stevens, J. & L. (1992). El poder interior. Robinbook: Barcelona.
4.        Paddon, P. (2010). A grimoire for modern cunningfolk. Pendraig Publishing: Los Angeles.
5.       Curott, P. (2000). El libro de las sombras  Robinbook
Otras fuentes de consulta:
1.       Parma, G. (2010). By land, sky and sea: three realms of shamanic witchcraft. Llewellyn Publications: Woodbury.
2.       Penczak, C. (2006). Instant magick. Llewellyn Publications: Woodbury.
3.       Penczak, C. (2007). The temple of shamanic witchcraft. Llewellyn Publications: Woodbury.

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