19 de mayo de 2012

EL TURISMO MÍSTICO

Tengo que empezar con la aclaración de, que si bien conozco la crítica marxista sobre el turismo, que consideraba que el mismo en su forma masiva destroza el medio ambiente y contribuye a la desaparición de usos y costumbres de la comunidad receptora (bueno, el turismo masivo sí lo hace), el turismo en sí mismo no es negativo. Lo que resulta perjudicial es la turistificación, es decir orientar toda o la mayor parte de la economía de una zona al turismo, ya que todos sabemos que el desequilibrio es la base para todos los males. Es más: durante 5 años de carrera me cansé de escuchar lo huecos e insulsos que debemos ser quienes estudiamos la carrera de turismo... y lo que más me dolió fue oír: “¿no te da pena trabajar sólo para complacer los caprichos de los ricos?”. Como si el turismo fuera un único tipo de actividad igual de vacía y sin razón que la mayor parte de actividades comerciales o yo tuviera vocación de esclava; es fácil criticar cuando no se tiene idea de que el turismo es cualquier actividad sin fines de lucro que se realice en un lugar que no es residencia habitual de una persona que se quede ahí por más de 1 día y menos de un año. Es decir, no sólo es  vender un pasaje de bus, servir cafecito con una sonrisa hipócrita  y tomarle fotos a un yanqui junto a las llamas; es en sí  una actividad con tantas ramas y matices como las ciencias y las artes.
Al igual que todas las cosas en la vida, el turismo depende de cómo se haga y quién lo haga para ser lo que es, entre sus facetas se encuentra el turismo místico-religioso o espiritual (la parte compatible con este blog), que es una de la muchas ramas del turismo (sí, ése que todos hacen aunque lo subestimen) que se encarga de los viajes realizados por una motivación (redoble de tambor…. tantan tantaaan!!) mística, religiosa o espiritual, y que va desde ir a hacer yoga a Sacksayhuaman , ver extraterrestres en Marcabamba, un viaje de ayahuasca en medio de la Selva, un baño de florecimiento en Las Huaringas, o conocer la Puerta del Sol Tiahuanaco. Va desde los festivales con motivos míticos hasta participar en ceremonias ancestrales, peregrinaciones  y retiros espirituales.
Soy consciente de que juntar el turismo con algo tan delicado como la religión y el misticismo es algo que puede resultar muy controversial a personas que no sean trabajadores del rubro, ya que probablemente estén pensando que con esto se usa la fe para lucrar y no hay nada más despreciable con eso; no obstante quiero exponer mi punto de vista en medida de que por ejemplo, se ha hablado mucho de que al leer las cartas se debe dejar algo en retribución - es decir el que lee te da algo y tú debes balancear esta entrega , dándole también tú algo a cambio (le puedes dar un chocolate, ahora si el trueque fuese en cash…habría diferencia???) De la misma manera muchos sanadores consideran importante alguna forma de pago, no exclusivamente monetario, principalmente por el tiempo y el esfuerzo que el sanador invierte (además de que en muchos casos es el único modo en que el paciente valora el servicio que recibe). ¿O es que la polémica de porque no se debe cobrar en la magia y afines sólo se refiere a no ser usureros y estafadores? No vendría tanto por el tema de gastar dinero sino por el ofrecimiento de algo que no se puede hacer - como traerte al ser amado en 24 horas a cambio de tu sueldo o leerte las cartas diciendo que te vas a casar -  Si quieres  mayores detalles aumenta el doble de lo convenido y luego de eso descubres que… ¡Oh sorpresa, te han hecho daño! por el triple te lo quitan… Eso es estafa y ése es el verdadero problema: el quitarle a algo tan sublime e intangible como la magia y la religión sus verdaderos aspectos convirtiéndola en una prostituta, y no de las del tipo sacerdotisa antigua-prostituta sagrada, sino de las del tipo ‘cambio lo que sea por plata’, que te vende una ilusión a cambio de tu dinero,  porque al menos yo lo entiendo así; ya que al fin y al cabo el dinero es una energía más en esta vida, y debe de fluir.
Regresando a la actividad del  turismo, es una fuente de trabajo y de subsistencia natural que no puede ser rechazado por una sana espiritualidad, ya que el flujo turístico generado por el  “Turismo Místico” cumple dos funciones: la primera consiste en apoyar económicamente a la comunidad que vive en la zona son – al valorar su identidad, cultura y conocimiento a tal punto que puedan subsistir de ella propiciando con esto su conservación y creando empleos -, alentándose a  crear una mínima oferta alternativa de infraestructuras y servicios como por ejemplo la construcción de áreas de camping,  propiciando con esto su conservación. La segunda función consiste en permitir un intercambio cultural responsable en que los turistas puedan conocer a profundidad diferentes ritos religiosos, abriendo su mente y permitiendo además  a aquellas personas que anhelan la paz y la oportunidad de acceder por un momento a un estado de verdadera quietud y auto-conocimiento en un ambiente más acorde.  A las finales van a viajar, impulsados por una espiritualidad que promueve el intercambio, el apoyo y el descubrimiento de una visión del mundo diferente. El turismo apoyaría esto en un plano más… digamos tangible y realista, incluso sacando a la luz sitios olvidados. Ahora, para hacer turismo místico, además de las peregrinaciones y participaciones en antiguos rituales (como el Inti Raymi en Cusco y el Cambio de aguas en Puno) y actividades (Centro Wanamey en la selva.), están los viajes a centros de poder que pueden ser lugares donde la energía o sus características energéticas son  diferentes – generalmente elevadas -(Marcahuasi, Sacksayhuaman, Andagua), los que han sido centros sagrados de civilizaciones antiguas y en donde han tenido lugar eventos de tipo divino; sitios donde se haya practicado o se practique magia (Huaringas, Huancabamba,  Huancarqui, Cachiche) e incluso espacios que son considerados como puertas dimensionales (Hayu Marca en Puno).
 Lumena
Fuentes de consulta:

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