Imbolc - u Oimelc - es un Sabbat que
trae consigo la promesa de la vida. Pero a diferencia del Solsticio de
Invierno, en el que aprendemos que la luz siempre estará presente, o del
Equinoccio de Primavera, en el que la fuerza de la vida ya es tangible en el
crecimiento de las flores, o de Beltane que trae consigo el éxtasis; la fuerza
de Imbolc se concentra en ese preciso instante en que los planes y los
proyectos empiezan a tomar forma en el mundo físico. El “podría” empieza a
asumir la forma del “es”.
Como todos los sabbats, esta
festividad está conectada a un flujo específico en las mareas de la vida y de
la muerte, de la oscuridad y de la luz. En este caso, el “periodo muerto” con
el que se asocia la estación del invierno empieza a llegar a su fin, mientras
que el aumento de las horas de luz, el cual se hace notorio a partir de estas
fechas, trae consigo el despertar de la tierra y la promesa de la renovación de
la vida. El hecho de que la luz no sólo tenga una mayor presencia sino que pareciera “echar raíces” en el mundo,
ardiendo con mayor intensidad, puede haber sido un motivo por el que el símbolo
más conocido de esta festividad sean las velas encendidas – en cantidades
sorprendentes. Esto también concede al Sabbat el nombre de “Fiesta de las
Luces” – que reconozco tal vez sea mi
nombre preferido.
Hablamos de la luz echando raíces
en el mundo – no sólo en la existencia que nos rodea, sino también en nuestras vidas. La energía de Imbolc es lo
suficientemente potente no sólo para reclamar al brujo a la vida, sino también
para despertar a los dioses de su periodo de reposo y retornar su influencia a
este plano– la mitología neopagana habla de la Diosa que despierta de su
descanso después de haber dado a luz al Dios en Yule, mientras que algunos
círculos de Brujería Tradicional marcan esta celebración como el momento en el
cual el Dios, renacido en Yule, adquiere
una presencia tangible en nuestra realidad al regresar del plano invisible del
mundo subterráneo. Es en Imbolc cuando la energía se mueve desde el Mundo
Superior hacia el Mundo Inferior con el fin de despertar a la Diosa y reavivar
la Tierra y nuevamente, permitir que la vida tome raíces. Esto a primera vista parece oponerse a la
visión tradicional que puede tenerse de un dios, en la cual es la divinidad la
que pone en marcha los eventos y las corrientes del mundo en lugar de verse
influenciada por ellos. Pero si hay un Sabbat que es capaz de reconciliar ambos
enfoques es precisamente Imbolc. En esta fiesta recordamos quiénes somos más
allá de aquellas cosas que hacemos y que forman parte de nuestro entorno,
aprendiendo que la vida no es sólo algo que nos ocurre o en lo que pudiéramos
encontrarnos inmersos, sino que es también algo que somos. Imbolc invita a recordar que podemos sumergirnos en la
corriente de la vida porque somos parte de la misma, algo que, seamos sinceros,
no siempre tenemos en mente.
Con todo esto, se hace claro que
la magia de Candlemas (otro de los
nombres para este Sabbat derivado del uso de velas durante los festejos) gira
en torno al cuidado y al acto de nutrir – en todas sus facetas. ¿Qué nutre
nuestras vidas? ¿Cómo podemos nutrir nuestros proyectos y sueños, ayudándoles a
crecer y desarrollarse? Estas dos son preguntas clave en el trabajo de Imbolc,
que sirven de guía para el diseño de muchos de los ritos asociados a este
periodo. De este modo, los rituales de sanación, protección y purificación del
ser y del hogar son frecuentes durante la celebración de este Sabbat. No
obstante, el trabajo de Imbolc involucra también el cuidado del fuego interior,
avivándolo y despertándolo, así como el desarrollo de la creatividad y la
inspiración y todo aquello que alimente nuestra alma y nos recuerde que estamos
vivos. Esto incluye los talentos, los
intereses y aquello que nos divierte: la buena comida, los buenos amigos, la
buena compañía.
Todo lo anterior permite
comprender los símbolos tradicionalmente asociados a Imbolc: las semillas, que
encierran el potencial de la vida; las
velas encendidas, representación de la luz; el acto de amamantar, tal vez la
representación más clara de cuidado y protección; y la leche, que suele
derramarse en la tierra como una forma de ofrenda. De manera similar, es un
momento idóneo para realizar pequeñas ofrendas de pan, leche y algunos dulces a
las hadas y espíritus de la naturaleza como una forma de saludarlos y ganar sus
bendiciones.
Algunas de las divinidades más
conectadas con esta festividad son diosas del fuego y del sol, en sus
diferentes facetas: Bride, la diosa triple celta de la sanación, la poesía y la
herrería (que tradicionalmente siempre ha estado asociada a la práctica de la
brujería al ser un arte y oficio de transformación); Hestia y Vesta, diosas
griega y romana respectivamente del fuego sagrado del hogar; y Freya, diosa nórdica experta en el talento de
la magia y vinculada al éxtasis de la vida.
Aunque se trata de un festival de
luces, Imbolc también está conectado con el elemento del Aire, un elemento
tradicionalmente asociado a los nuevos inicios. Ambas energías – la elemental y
la estacional – se unen haciendo de éste un momento de inicios, consagraciones
y compromisos. Igualmente, permite que el trabajo mágico pueda orientarse
también hacia la consecución del éxito en nuestros diversos proyectos.
Algunas actividades asociadas a
Imbolc incluyen…
- Corona de velas: una tradición consiste en crear una corona con materiales resistentes para colocar múltiples velas encendidas. Aunque algunos gustan de dejar esta corona en sus altares, en varios círculos es una costumbre que la corona sea de materiales ligeros y se adecue al diámetro de la cabeza de la sacerdotisa, ya que suelen usarla – precisamente como corona – durante las celebraciones. (No es necesario decir lo cuidadosos que son los practicantes que deciden usarla de este modo, al considerar tanto aspectos prácticos como peso de materiales y firmeza de estructura y tamaño de velas, sino también por el extremo cuidado y medidas tomadas para impedir que la sacerdotisa termine quemándose – no sólo con una vela que pudiera caer sobre los cabellos sino también por la cera que caería sobre la frente.
- Cama de Bride: una práctica que honra a la diosa celta involucra preparar una pequeña cama de heno o paja cerca de la puerta de la casa o piso y, a su lado, una copa o cáliz de vino tinto, así como un garrote de madera y una galleta o trozos de bizcocho. Antes de acostarse o a medianoche, los habitantes de la casa se reúnen frente a la puerta principal de la casa y abriéndola, dan tres veces la bienvenida a la diosa. A la mañana siguiente se vierte el vino y la galleta al pie de un árbol o arbusto que se considere adecuado a la diosa.1 El heno puede colocarse a su alrededor. El garrote puede conservarse como un talismán que represente las bendiciones de Bride.
- Limpieza y purificación del hogar con los cuatro
elementos: Se recorre el hogar con una varilla de incienso – puede ser sándalo,
olíbano, salvia – por el elemento aire, una vela roja encendida por el fuego,
agua de manantial por el elemento agua y sal por el elemento de la tierra. El recorrido inicia en la puerta del hogar y
suele ir en sentido horario (aunque hay quien considera que tendría más sentido
seguir el sentido antihorario, generalmente relacionado con el expulsar y dejar ir aquello que no sirve o no se desea). Después de recorrer
la casa, se invoca al elemento con el que terminado de trabajar para que llene
el espacio y aporte sus bendiciones al mismo. Algunos practicantes llevan a
cabo este proceso en cuatro días, uno por cada elemento2.
- Ofrendas a los espíritus de la naturaleza y a las hadas: como se ha visto, pueden dejarse pequeños trozos de dulce o pan cerca de flores como una ofrenda a las hadas. Debajo de la ofrenda suele dejarse un papel con un deseo escrito. El practicante deja la ofrenda sin mirar atrás y vuelve luego de algunos días con el fin de recuperar el papel y de quemarlo, echando las cenizas cerca de la puerta de la casa. Se cree que si la nota con nuestro pedido ha desaparecido, es porque las hadas lo tomaron.
- Invocación de la luz: Esta práctica se realiza con el fin de atraer bendiciones hacia uno mismo, hacia la familia y el hogar; así como para obtener la fuerza necesaria para dar forma a los proyectos, anhelos y sueños.
¡Buena Fiesta de las Luces!
Practicante de Artes Mágicas
Referencias:
1. Skelton,
R. (1991) El retorno de las brujas. Ed.
Martínez Roca: Barcelona.
2.
Roderick,
T. (2005) Wicca: a year and a day. Llewellyn:
St. Paul, MN.
Muy interesante, gracias por la informaciòn.
ResponderEliminar