1 de abril de 2012

¿POR QUÉ LA RUEDA DEL AÑO?


Empezando a editar este artículo, recurrí a viejas interrogantes personales: cuando empecé en el paganismo recuerdo haber entrado a sin fin de foros y blogs para recaudar información y con el tiempo ir discerniendo cuáles eran adecuadas, en cuáles verdaderamente creía y porqué. Comencé a distinguir el fondo de la forma y a darme cuenta de lo insulsas que resultan ciertas parafernalias en todas las religiones. Durante este proceso siempre leía sobre la famosa rueda del año que es una especie de calendario usado para marcar y celebrar el ciclo de las estaciones que reflejan en nuestras vidas: nacimiento, crecimiento, declinación y muerte acorde con las estaciones, donde  los procesos naturales son vistos como un ciclo continuo.  Este ciclo se divide en ocho Sabbats agrupados en:
Mayores: honran a la Diosa y se relacionan con la abundancia y la lucha entre la luz y la oscuridad. Son de carácter lunar: Samhain, Inbolc, Beltane y Lughnasadh.
Menores: de carácter solar, dividen el año en cuatro partes y están dedicados al Dios: Yule, Ostara, Litha y Mabon.
Buscando sobre simbología aprendí que el paso del tiempo es visto como cíclico y es por eso que se representa por una rueda o un círculo. La evolución de nacimiento, vida, declinación y muerte, como se experimenta en la vida humana, se repite en la progresión de las estaciones. Y recuerdo que hasta cierto punto lo pasaba por alto ya que no estoy acostumbrada a celebrar ni mi cumpleaños,  pero quise y tenia que tocar el tema alguna vez, todo empieza con la importancia de los cambios climáticos y el motivo de que anteriormente hallan sido tan trascendentales en la forma de vida  y venerados, todo por una razón tan lógica  como concreta:  la curiosidad humana, con respecto al día y la noche, al Sol, la Luna y las estrellas y porque todo cambia, la curiosidad e investigación  llevó a los hombres primitivos a la conclusión de que los cuerpos celestes parecen moverse de forma regular. La primera utilidad de esta observación fue, por lo tanto, definir el tiempo y orientarse resolviendo problemas inmediatos de las primeras civilizaciones: la necesidad de establecer con precisión las épocas adecuadas para sembrar y recoger las cosechas y para las celebraciones, y la de orientarse en los desplazamientos y viajes, pronto, el conocimiento de los movimientos cíclicos del Sol, la Luna y las estrellas mostraron su utilidad para la predicción de fenómenos como el ciclo de las estaciones, de cuyo conocimiento dependía la supervivencia de cualquier grupo humano, claro esta que la cultura nace junto con la agricultura y para esta es indispensable el conocimiento de tiempo, es mas ,cuando la actividad principal fue la caza, también era trascendental predecir el instante en que se producía la migración estacional de los animales que les servían de alimento. Debió ser importante también desde un principio el hecho de que la calidad de la luz nocturna dependiera de la fase de la Luna, y el ciclo de veintinueve a treinta días ofrece una manera cómoda de medir el tiempo. De esta forma los calendarios primitivos casi siempre se basaban en el ciclo de las fases de la Luna. Para empezar los cambios dependiendo de la latitud y de la altura, pueden ser mínimos, como en las zonas tropicales bajas, o máximos, como en las zonas de latitudes medias. En estas zonas se pueden distinguir periodos, que llamamos estaciones, con características más o menos parecidas, que afectan a los seres vivos. En general, se habla de cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno, aunque hay zonas de la Tierra donde sólo existen dos, la húmeda y la seca (zonas monzónicas) es decir que no siempre se sentirán los cambios .
Las variaciones se deben a la inclinación del eje terrestre (si muy técnico, pero una explicación nunca esta demás). Por tanto, no se producen al mismo tiempo en el hemisferio Norte que en el hemisferio Sur, sino que están invertidos el uno con relación al otro. Mientras la Tierra se mueve con el eje del Polo Norte inclinado hacia el Sol, el del Polo Sur lo está en sentido contrario y las regiones del primero reciben más radiación solar que las del segundo. Posteriormente se invierte este proceso y son las zonas del hemisferio boreal las que reciben menos calor, es decir que los cambios que sentimos están relacionados a la incidencia del sol en la zona en la que vivimos por eso quise concentrarme en el sol para este articulo.
Así se va resolviendo la primera parte ,como paganos la mayor parte de ritos y costumbres nacen de tradiciones antiguas, y en casi todas la naturaleza era algo sagrado e indispensable para vida, además del hecho de que se considera al mundo como un todo, es decir que todo esta relacionado entre si tanto seres vivos como seres inanimados. Somos conscientes de que nos necesitamos unos a otros, de que un invisible hilo de la gran red que conforma la vida nos une al resto de habitantes de este planeta, y que la desaparición o destrucción de especies, plantas, montañas o lugares sagrados nos afecta como parte de esa gran red y por tanto se venera y honra la naturaleza lo que me da una idea de porque debo de festejar la rueda del año, pero la investigación que hice para el articulo no me convencía, me parecía simplista y dejada, Si bien  ya no vivimos pendientes de esos cambios para saber si es el momento de plantar, cosechar, o si ha llegado la temporada en que han de parir las ovejas; ya no nos es necesario y no hacemos diferencias en nuestros menús diarios según la época en la estación en la que estamos viviendo ya que podemos conseguir cualquier tipo de alimentos en tiendas y supermercados congelados o exportados   ni vivimos pendientes a las crisis de ganado para comer su carnes , es decir la dependencia del hombre a los ciclos estacionales desapareció hace mucho por el tremendo avance tecnológico , y esta dependencia del hombre antiguo a la agricultura era la principal fuente para que se celebren los cambios estacionales y con ellos se desarrollen los simbolismos de estas , entonces , si ya no dependemos de los cambios estacionales , porque seguir  rindiéndoles culto? …
Pues es por la creencia en un tiempo cíclico, en el eterno retorno a la destrucción periódica del universo y su regeneración que conforman un año que a su vez tiene correlación con el día en su simbolismo, lo importante es cómo se configuran los ritos de nacimiento, muerto y resurrección en función de los cambios climáticos y cómo el hombre ve o quiere ver reflejados en estos su propia historia; algunos antropólogos nombran este deseo como "la nostalgia a la eternidad."
La vida misma es cíclica, está conformada por una sucesión de hechos que se repiten una y otra vez, y sentimientos que se suceden los unos a los otros, la vida está llena de periodos de consolidación y desolación, vida y muerte y la celebración de los ciclos de la naturaleza no sólo tiene que ver con hechos prácticos como el hecho mismo del cambio estacional sono con la simbología que el tiempo representa y el recuerdo de que aún somos hijos de la Tierra, es decir por ejemplo que lo que caracteriza más a la fiesta de Primavera no es sólo el hecho de su incidencia en la agricultura sino su simbología, su significación religiosa del renacimiento de la naturaleza y de la renovación de la vida que comprende no sólo una renovación individual sino también social, no sólo el fenómeno natural de la primavera. 
La naturaleza en sus ciclos nos representa y nos recuerda que así como ella cambia, influye, muere y renace, nosotros también lo hacemos como personas a lo largo de nuestras vidas, pues ciclo tras ciclo seguimos siendo uno con el universo. Todas las estaciones se suceden de manera cíclica. Tienen su sentido y una función concreta en la naturaleza, de modo que se pueda completar el ciclo vital del nacimiento, crecimiento, reproducción y muerte. Tanto así que en el desarrollo de la cosmogonía de la mayor parte de pueblos se usan los ciclos en las leyendas de los dioses principales como Osiris, Adonis, Endimión, Dionisio Traco-Frigio (Sabazios) y la figura de Cristo, haciéndoseles coincidir con los cambios estacionales: todos mueren y todos resucitan al igual que la naturaleza, recordándonos que somos DE la naturaleza y no es que ella sea DE nosotros y que, pese a nuestros intentos de pasarla desapercibirla, seguimos girando la Rueda. 
Lumena  

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